Comer hasta “limpiar el plato”, frente al televisor o a toda prisa, son malos hábitos fáciles de adquirir y difíciles de romper, especialmente si los llevas practicando toda la vida. Quizás sean ellos los responsables de que no puedas perder peso, publica vidaysalud.com
Aunque te cueste, debes hacer un esfuerzo por cambiarlos para que el próximo hábito que adquieras sea el de comprar ropa en una talla mucho más pequeña.
Lo haces sin darte cuenta: te sirves la cena y la comes mientras ves la novela de las 8. O simplemente, te saltas una comida si tienes algo urgente que hacer consolándote con que ya comerás más tarde. ¡Luego no te quejes de que no puedes perder peso! Verás cómo desaparecen esos kilos extra una vez que vayas corrigiendo estos hábitos tan negativos.
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