Lágrimas y más lágrimas. Eso era lo que se veía en los rostros de las personas que estaban ayer en la morgue del hospital Luis Razetti de Barcelona, reseñó El Tiempo.
La mayoría de los presentes eran familiares de una niña de 11 años, quien sufrió quemaduras en 70% de su cuerpo el martes de la semana pasada. Una semana después falleció (el martes).
Enio Guerra estaba desconsolado por la pérdida de su hija. Un abrazo fue suficiente para comprobar que su corazón latía aceleradamente. La tristeza y la impotencia con la que hablaba delataban su dolor.
“Parece mentira que esté viviendo esto”, repetía el vigilante de las residencias Las Villas de Lechería. Antes de contestar una llamada telefónica, el trabajador se dio media vuelta y dijo que no tenía ganas de hablar con los periodistas.
La comerciante Maribel Medina, prima de la pequeña, contó que, finalmente, lo que le provocó la muerte fue un paro respiratorio.
“Esa niña fue una guerrera desde el principio hasta el final. Luchó demasiado por salvarse, pero perdió la batalla. Estaba muy delicada”.
A Enio le dijeron el martes, a eso de las 9:00 pm, que a su hija le había bajado la fiebre. Hora y media después la temperatura le subió a 41 grados, se descompensó y dejó de respirar.
Diagnóstico reservado
Maribel refirió que desde que ingresaron a la menor en la Unidad de Ciudados Intesivos (UCI) del hospital Rafael Tobías Guevara, anexo pediátrico del Razetti, los médicos les dijeron que el diagnóstico era reservado.
“En ocasiones iba a mostrar mejoría, pero recaería en cualquier momento. Y así fue”.
Sin embargo, la prima de la niña mencionó que cada vez que sus padres le hablaban, ella reaccionaba con movimientos.
“Cuando su mamá le decía algo al oído ella intentaba tomarla de la mano. Siempre estuvo consciente”, contó.
A pesar del dolor que embarga a la familia, Maribel agradeció a los médicos del hospital de niños porque “trabajaron con las uñas y las 24 horas del día estuvieron pendiente de ella”.
Desde mayo reclaman
Los habitantes de la vereda 30 del sector 3 de la urbanización Boyacá II de Barcelona indicaron que desde mayo tienen problema con una fuga de gas.
“Parientes de la niña fallecida hizo el reclamo a Tigasco después del 1° de mayo, cuando hubo un inconveniente con la alcantarilla que explotó”, comentó Gabina Quiñones, allegada de la pequeña.
Quiñones indicó que el personal de la empresa distribuidora de gas fue y “medio” revisó la alcantarilla. “Eso estaba bien tapado, pero cuando llegaron dejaron el hueco abierto”, apuntó.
Peligro
La señora Amelia San refirió que unas 20 familias están afectadas por esa avería.
“Yo vivo en la vereda 15 y también tenemos varias fugas de gas. Esperamos que el personal de Tigasco resuelva estos inconvenientes para que no haya otra tragedia”, acotó San.
En tres platos
Luis Valera Guerra, primo de la pequeña fallecida por las quemaduras, quiere que los causantes de la fuga de gas se hagan responsables de lo que ocurrió. Mencionó que irán a la Fiscalía para exigir justicia por la muerte de la pequeña. “Los culpables fueron los trabajadores que no repararon la falla”.
El pasado 29 de septiembre, en la vereda 30 del sector 3 de Boyacá II, en Barcelona, ocurrió una explosión. El accidente, registrado específicamente en la casa N° 5, fue causado por una fuga de gas doméstico, en el domicilio de al lado, que hizo combustión con la chispa de una estrella de bengala que lanzó una niña de 11 años.
Aurisnel Josefina Gamardo, madre de la pequeña de 11 años, estaba ayer en la morgue del hospital Razetti. No paraba de llorar y de reclamarle a Dios y a la vida por haberle quitado a la segunda de sus tres hijos. Los hermanitos de la menor también llegaron. La tristeza no dejaba cabida a otro sentimiento