La filtración el lunes de una carta de cardenales conservadores al Papa Francisco, en la que expresan su disgusto por varios temas, sumió al sínodo en un caos.
Por Philip Pullella/Reuters
La carta fue publicada por el mismo periodista italiano al que la Santa Sede le retiró las credenciales en junio luego de que divulgó una copia filtrada de la encíclica del Papa sobre el medioambiente.
El sínodo de más de 300 obispos, delegados y observadores, que incluye parejas casadas, discute cómo la Iglesia de 1.200 millones de fieles puede abordar los desafíos que enfrenta la familia moderna.
El semanario L’Espresso, que publicó la carta en inglés, dijo que 13 cardenales firmaron la misiva y uno de ellos se la entregó personalmente al Papa la semana pasada.
En la carta, los religiosos dicen que el documento de trabajo del sínodo necesitaba “reflexión y revisión” y que no era adecuado como base para la conclusión que el Papa podría usar para escribir su propio documento.
En la carta publicada, los cardenales también se quejan de que un cambio en el que las discusiones de pequeños grupos tienen más influencia que los discursos ante el sínodo “parece diseñado para facilitar resultados predeterminados sobre importantes cuestiones polémicas”.
Un portavoz del Vaticano dijo que las cartas al Papa eran privadas.
Cuatro de los cardenales conservadores citados por el semanario se desvincularon luego de la carta. Varios dijeron que las misivas privadas deberían continuar siéndolo y uno sostuvo que firmó una versión similar aunque diferente.
La filtración de la carta sumó una nueva capa de intriga y confusión en el debate entre conservadores y liberales sobre una gran cantidad de temas sensibles.
Los conservadores buscan bloquear cambios a las actuales enseñanzas sobre católicos divorciados y se oponen a resoluciones que podrían ser interpretadas como un debilitamiento de la doctrina de la Iglesia contra actos homosexuales.
Desde su elección en el 2013, el Papa ha dado esperanzas a los liberales que quieren que siga adelante con su visión de una Iglesia más inclusiva que se concentre en la misericordia en vez de en el cumplimiento estricto de rígidas normas que consideran anticuadas.