Menos de 30 uniformados, entre policías y militares, custodian un terminal de pasajeros que no tiene cámaras de seguridad ni ha empezado a aplicar medidas más severas contra las bandas delictivas, reseñó La Nacion Web.
Abordan la unidad de transporte en el terminal público de San Cristóbal y pagan sus pasajes como cualquier otro. Cuando se desplazan por la autopista Antonio José de Sucre, en el tramo de Barrancas, sacan armas de fuego, anuncian un “¡Bajen la cabeza, esto es un atraco!” y roban a los pasajeros. Otras veces dicen que olvidaron algo y piden que el bus se detenga, de manera que el resto de la banda se suba. Habiendo consumado el atraco, se suelen bajar por las inmediaciones de El Diamante o de la panadería El Viajero.
Con un modus operandi más o menos parecido a este, entre septiembre y lo que va de octubre, han sido robados los pasajeros de cuatro unidades de transporte público con destino a Mérida, una que se dirigía a Michelena y otra que iba a La Grita. ¿Cuántas veces ha pasado? Ninguna de las fuentes consultadas para este reportaje pudo precisar el número total de casos, pero Diario La Nación corroboró de forma independiente este registro de seis.
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