El venezolano en los últimos meses ha tenido que experimentar la desagradable sensación que ocasiona la inflación. Hacer mercado es el mejor ejemplo para evidenciar lo mal que estamos, y es que ni con el aumento del salario mínimo se puede cubrir ni una cuarta parte de la canasta alimentaria.
Muchos caraqueños, optan por visitar los mercados populares con la esperanza de encontrar precios más “solidarios”, sin embargo, hasta en ellos el costo de los alimentos excede el presupuesto del comprador.
Comer pollo desde hace unos meses, se ha convertido en todo un lujo, pues el precio del kilo de cualquier pieza de esta proteína puede superar el 10% del mínimo. Por ejemplo, en Quinta Crespo un kilo de milanesa cuesta Bs. 1.000,00; y las alas que hace unos meses no pasaban de Bs. 100, ahora tiene un precio de Bs. 500. ¡Qué barbaridad!
Definitivamente lo mejor será, compra desde ya el pollo para las hallacas y congelarlo, porque en diciembre quizá cueste el doble. (LP)