Casi 400 surcoreanos cruzaron el martes la fuertemente armada frontera con Corea del Norte para reunirse, en medio de una profunda emoción, con miembros de su familia de los que habían estado separados por más de seis décadas, desde la guerra en 1950-53.
Reuters
Ambas coreas, que están divididas y siguen técnicamente en guerra, acordaron realizar estos encuentros de familiares por primera vez desde febrero del año pasado luego de negociar el fin del estancamiento en la frontera militar en agosto.
Los participantes, algunos de hasta 88 años, fueron reunidos en el centro turístico de Monte Kumgang -al norte de la frontera militarizada- con hijos y cónyuges de los que habían sido separados cuando la Península se dividió tras la guerra.
“Papá, soy yo, tu hijo”, dijo Chae Hee-yang, un surcoreano de 65 años, a Chae Hoon-sik de 88, quien vive en Corea del Norte, al reencontrarse entre lágrimas por primera vez desde que el menor de ellos tenía apenas 1 año, según un reporte de la agencia de noticias surcoreana Yonhap.
Medios extranjeros no tuvieron permitido cubrir el evento.
Las familias separadas desde la guerra no tienen forma de comunicarse e incluso suelen desconocer si sus parientes del otro lado de la frontera aún viven.
En la primera ronda de reencuentros que comenzó el martes, 96 norcoreanos y sus familias se juntaron con 390 personas que viajaron desde Corea del Sur, algunas en sillas de ruedas. El segundo tramo de reuniones permitirá el encuentro de unos 190 norcoreanos con 90 parientes del otro lado de la frontera.
Las reuniones son presenciadas por funcionarios y medios e incluyen sólo dos horas de tiempo en privado antes de culminar.
“Es emocionante, pero no puedo organizar mis pensamientos”, dijo Kim Ki-Joo, antes de partir al encuentro de su hermano mayor. “Vamos a reencontrarnos después de 65 años, cuando yo tenía 11. Quiero preguntarle si puede reconocerme”, agregó.