Por conocer al gobierno, el país estaba convencido de que las medidas económicas que supuestamente iban a anunciar serían otro fiasco. Cierto, el dinero no alcanza y es necesario aumentar el salario pero no hace falta ser economista para saber que el aumento se volverá sal y agua. No hay aumento que valga si no se toman otras medidas para elevar la productividad, lo cual supone propiciar la inversión, generar confianza y garantizar seguridad jurídica al sector privado. Contrario a esa premisa, el gobierno se pone la pistola en la sien y jala el gatillo al hostigar a Lorenzo Mendoza y a Empresas Polar. La guinda de esta torta es el folklórico anuncio de Jorge Arreaza, quien dijo –aunque usted no lo crea- que los precios los decidirá “única y exclusivamente el Presidente”. La China comunista entendió la lógica del mercado pero en Venezuela, la burocracia gubernamental exhibe una ignorancia francamente vergonzosa. La mejor muestra la ofreció otro payaso de este circo cuando en VTV se ufanaba de que los aumentos sumaban 137% en este año y remataba diciendo que tal cosa no lo había hecho nadie (en eso tiene razón) pues “en ningún momento de la historia de la humanidad, en ningún planeta, un régimen dictatorial le ha aumentado tanto el salario a los trabajadores”. Obviando el carácter dictatorial que el vocero oficialista le asignó al régimen, debo decir que no sabemos como será en otros planetas pero aquí –en la Tierra- los aumentos sucesivos del salario que se devora la inflación son un síntoma inequívoco de la grave enfermedad que padece la economía, cuyas principales víctimas son los trabajadores y en general, los pobres. Por fortuna, esa población dramáticamente empobrecida tiene hoy la certeza de que este gobierno es “buche y pluma na´mas” y que es impostergable un cambio para superar la crisis que sufre en carne propia. ¡Nos vemos el 6D!
Twitter: @richcasanova
(*) Dirigente progresista / Vicepresidente ANR del Colegio de Ingenieros de Vzla.