En un informe publicado por la Banca de Inversión Financiera Jefferies, la analista para América Latina, Siobhan Morden, explicó que el leve incremento en dólares estadounidenses y el cierre de la frontera entre Colombia y Venezuela podrían conducir a la estanflación en el corto plazo y que los inversores no deben “esperar un cambio de tendencia o cualquier alivio duradero”, publica Infobae.
Del mismo modo, reconoce que la hiperinflación todavía se ve como un riesgo serio el próximo año, como la posibilidad de crisis para el consumo interno.
Morden dijo que espera alzas de salario mínimo más agresivas que alimentarán el ciclo de la inflación, y que tienen que repetirse cada pocos meses.
A pesar del cierre de la frontera, Morden explica que la mala asignación básica o recursos obligarán eventualmente a la gente a eludir los controles fronterizos y reanudar el contrabando, mientras que las importaciones procedentes de los principales socios comerciales de Venezuela siguen disminuyendo.
Los datos disponibles del tercer período de 2015 muestran una compresión adicional de las importaciones en todos los principales socios comerciales a una disminución promedio ponderado de 13% interanual en el tercer período frente a la disminución interanual del 6% en el primer y segundo período.
Los venezolanos están desesperados por la profunda crisis económica y social
“Suponemos que la estrategia de contracción de las importaciones continúa”, reconoció; y aseguró que no hay fuentes inesperadas de liquidez externa con reservas de divisas disminuyendo lentamente a los bajos niveles anteriores que representan las reservas de oro no líquidos.
La principal fuente de flujo de caja se centra en petrodólares, con un rebote reciente de los mínimos, pero los precios del petróleo aún dentro del mismo rango de cotización. “No es sorprendente que los votantes están cada vez más descontentos con la situación”, remarca el informe.
El 75% de los venezolanos está insatisfecho con la gestión de Nicolás Maduro
Cerca del 75% ya está insatisfecho con la gestión del país, y el 63% cree que la situación seguirá empeorando en el futuro. En la actualidad, poco más de dos tercios de Venezuela tiene tres comidas al día, frente a más del 80% en el inicio del año.
“Es difícil predecir el umbral del dolor”, asegura el escrito que supone que la frustración se centra en las elecciones del próximo mes de diciembre, cuando los venezolanos vayan a las urnas para elegir una nueva Asamblea Nacional.
En ese sentido, explica que si los partidarios del chavismo confían en sus fortalezas institucionales para bloquear una victoria de la oposición (apoyo de los votantes del 57,8% para la Mesa de la Unidad Democrática contra un 35,8% para el Partido Socialista Unido de Venezuela -oficialismo-), entonces el riesgo es que la frustración de los votantes empeore hasta el próximo año.
Morden escribe que la reciente visita del ministro del Poder Popular para las Finanzas de Venezuela, Rodolfo Marco Torres, a Nueva York reafirmó el statu quo de la “voluntad de pago” y la confirmación de que los funcionarios recompraron parte de la deuda. Sin embargo, todavía no se observa cómo los funcionarios manejarán su déficit de financiación externa en 2016.
“Si asumimos que la parálisis política continúa, entonces esto reafirma tanto la disposición a pagar y la situación actual de las políticas económicas heterodoxas”, destaca Morgan, y aclara que “hubo un ligero impulso al sentimiento posterior a la visita a Nueva York del ministro Torres; pero por lo demás Venezuela continúa operando en la volatilidad del precio del crudo”.