Siete millones y medio de guatemaltecos, aptos para votar, elegirán el domingo a su presidente entre dos opciones: el cómico y actor Jimmy Morales y la ex primera dama y empresaria Sandra Torres.
El ganador sucederá a Otto Pérez Molina, quien renunció y está en la cárcel aguardando juicio por corrupción.
Morales, del partido Fuerza de Convergencia Nacional, se perfila como el virtual ganador según encuestas locales, frente a Torres que es propuesta por el partido Unidad Nacional de la Esperanza.
Manfredo Marroquín, presidente de la organización Acción Ciudadana y de Mirador Electoral cree que quien gane podría durar poco tiempo si no cumple con las expectativas de la población.
“Si fracasa la siguiente administración, la gente ya no tendrá tolerancia a más malos gobiernos”, dice Marroquín. “Esto podría afectar la elección y reducir de 10 a 15 por ciento el número de votantes”.
En la primera ronda electoral del 6 de septiembre Morales obtuvo el primer lugar con 23,85% de los votos emitidos mientras que Torres quedó con el 19,76%.
Guatemala elige a sus autoridades después de meses de protestas contra la administración de Pérez Molina y su vicepresidenta Roxana Baldetti, que terminaron con sus renuncias. Sin embargo la apatía y la desconfianza de la sociedad guatemalteca en sus políticos se mantienen presentes en las elecciones.
Pérez Molina y Baldett están en prisión acusados de asociación ilícita, cohecho pasivo y caso especial de defraudación aduanera.
Según la fiscalía guatemalteca y la Comisión Internacional contra la Impunidad, ambos ex funcionarios conocían, permitieron la operación y se beneficiaron de una estructura denominada “la línea” integrada por funcionarios y particulares quienes recibieron sobornos de empresarios para ayudarles a evadir impuestos defraudando al estado guatemalteco por millones de dólares.
El excanciller y director del Instituto de Problemas Nacionales de la Universidad de San Carlos (Ipnusac) Edgar Gutiérrez dijo que independientemente de quién obtenga la victoria, “va a ser un gobierno débil, muy vigilado y cuesta arriba por el poco financiamiento del estado. Hay crisis en las escuelas y en salud. La ciudadanía no quedó satisfecha ante los resultados electorales”, explicó a The Associated Press.
Como resultado de esa apatía, el nuevo gobierno también tendrá la poca paciencia de la población que espera cambios profundos en el país.
Varias organizaciones nacionales e internacionales también se alistan para asegurar la transparencia en las elecciones.
Según el Tribunal Supremo Electoral al menos 55 municipios de los 339 del país, fueron blanco de conflictos en las primeras elecciones del 6 de septiembre; en 11 de estos municipios de 7 departamentos diferentes se repetirá la elección de autoridades locales bajo resguardo de la autoridad.
La policía ha dicho que su fuerza total de 35.000 agentes mantendrá la seguridad de las elecciones, apoyados por unos 10.000 soldados. AP