Señora jueza, ¿se acuerda cuando Leopoldo le dijo con la convicción, fuerza y entereza que caracteriza a un inocente, que si lo condenaba, iba a tener usted más miedo de leer esa sentencia, que él de escucharla?, hoy más que nunca esas palabras deben retumbar en su conciencia y en todos los que se prestaron para confinarlo físicamente a una celda de 3×2 metros, porque déjeme decirle que su espíritu, mente y conciencia siguen libres e intactos.
Hace casi ocho días el fiscal Nieves hizo pública su confesión, y este martes en entrevista a un canal internacional se terminó de desnudar la conspiración en contra de mi hermano Leopoldo: Nicolás Maduro y Diosdado Cabello ordenaron y ejecutaron la sentencia en contra de un hombre inocente, por miedo a su liderazgo. Una confesión era aún más grave que la anterior, que Diosdado fue quien llenó, de su puño y letra, el parte policial para encarcelarlo, que la sentencia, tal como lo denunciamos aquel 10 de septiembre, fue ordenada directamente por el Presidente de la República y el Presidente de la Asamblea Nacional. Con mucho dolor vemos cómo la justicia venezolana se aprieta más la venda roja en los ojos. En un sistema judicial independiente, por un lado, el tribunal anularía la sentencia; y por el otro lado, desde hace rato deberían estar separados de sus cargos todos los que se prestaron para esta vil patraña.
Bien lo dice Leopoldo, “el que se cansa pierde”; y nosotros no nos cansamos. A pesar de los 13 meses de juicio, de las 72 audiencias en 57 semanas, de los casi 14 años de condena, de las innumerables intimidaciones a su familia, amigos y militantes de Voluntad Popular; aquí estamos, en pie de lucha porque no nos cansaremos de buscar justicia para él, para los estudiantes y para todos los presos políticos de este Gobierno.
Iremos a la Corte de Apelaciones donde consignaremos las declaraciones del fiscal Franklin Nieves como otro argumento para exigir la liberación de Leopoldo; seguiremos recorriendo el mundo para denunciar con pruebas ciertas, verdaderas; no montadas, no falsas; de lo que ocurre con la justicia en Venezuela.
La Fiscal general, Luisa Ortega Díaz; y el Defensor del pueblo, Tarek William Saab, se han lavado las manos como Poncio Pilatos; no esperábamos menos de ellos. No necesitamos las manos de ustedes para abrir la celda de Leopoldo y de todos los presos políticos, porque las manos que van a abrirla será la de los venezolanos que el 6 de diciembre elegirán a los diputados que tienen entre sus propuestas, la redacción de una Ley de Amnistía que ponga fin a los encarcelamientos injustos y al exilio de hermanos valiosos y necesarios para sacar a este país adelante.
Aquí estamos y aquí seguiremos. Un día alguien me dijo, “al inocente lo protege Dios”, y hoy más que nunca esas palabras se hacen verídicas. A Leopoldo López lo protege Dios y Venezuela. ¡Fuerza y Fe!
@LesterToledo