La Justicia polaca rechazó hoy extraditar al cineasta Roman Polanski a Estados Unidos, donde se le reclama acusado de abuso sexual a una menor cometido en 1977.
El presidente del tribunal de Cracovia competente en este proceso, Dariusz Mazur, declaró que, según la legislación polaca, la extradición del director de cine no es procedente.
No obstante la decisión puede ser apelada en los próximos siete días ante un tribunal superior.
Las autoridades estadounidenses reclamaron a Polanski en enero de este año, después de tener conocimiento de que el cineasta había abandonado su residencia en París y se encontraba temporalmente en Cracovia, su ciudad natal, para preparar el rodaje de una película sobre el caso Dreyfus.
Polanski de 83 años no estuvo hoy presente durante la vista, aunque se encuentra en Cracovia, según confirmó su abogado en Polonia, Jan Olszewski, quien explicó que el director prefirió no comparecer ante el tribunal por “razones emocionales”.
El letrado argumentó en su defensa final que la solicitud de EEUU tiene defectos legales y recordó que el cineasta ya cumplió una condena de 42 días de prisión en virtud de un acuerdo con un juez de Los Ángeles, después de que se declarase culpable de haber mantenido relaciones sexuales con la menor de 13 años Samantha Geimer.
La primera vista del proceso en Polonia tuvo lugar en febrero y en abril se celebró una segunda sesión en la que se decidió posponer el proceso para que el tribunal recabase más información de la Justicia estadounidense.
Polanski sí asistió a la primera vista del procedimiento de extradición, donde compareció durante casi nueve horas a puerta cerrada y, a su salida, declaró a la prensa su confianza en el sistema judicial polaco.
En la última sesión, celebrada en el 22 de septiembre, se anunció que hoy se adoptaría la decisión sobre la extradición.
Durante la reciente campaña electoral polaca, Jaroslaw Kaczynski, líder del partido vencedor de los comicios, Ley y Justicia, afirmó que, si de él dependiese, aceptaría extraditar a Polanski porque “no se puede dar un trato diferente a alguien por el hecho de ser un director de cine de fama y la Justicia ha de ser igual para todos”.
Con un gobierno de Ley y Justicia y en caso de que se recurriera la sentencia dictada hoy y de que un tribunal diera luz verde a la extradición, habría pues más posibilidades de que Polanski fuera extraditado a EEUU, ya que la decisión final corresponde al Ministerio de Justicia.
Los Estados Unidos ya solicitaron a Polonia la detención de Polanski en 2014, durante una visita del director a Varsovia, aunque las autoridades hicieron caso omiso en aquella ocasión.
Sin embargo, el pasado enero, tras una nueva petición estadounidense, la fiscalía de Cracovia decidió aplicar el tratado de extradición bilateral “sin condiciones”, aunque desechó detener al cineasta, tal y como pidieron las autoridades estadounidenses.
El director nació en Polonia aunque reside en Francia, por lo que tiene ambas nacionalidades.
La ley francesa prohíbe la extradición de sus ciudadanos, mientras que la legislación polaca lo permite.
Los intentos de que Polanski sea extraditado arrancan en 2009, cuando la justicia estadounidense solicitó a Suiza la detención del realizador.
Fue arrestado en el aeropuerto de Zurich y pasó tres meses en prisión y otros siete bajo arresto domiciliario, aunque finalmente Suiza denegó la petición de EEUU.
Polanksi se declaró culpable en 1977 de un delito de abuso a menores tras mantener relaciones sexuales con Samantha Geimer, que entonces tenía 13 años.
Tras pasar 42 días en prisión fue puesto en libertad bajo fianza, lo que aprovechó en 1978 para huir de Estados Unidos ante el temor de que el juez le impusiese una condena severa.
Aunque el cineasta llegó hace años a un acuerdo económico con Geimer, quien retiró todos los cargos, el pasado diciembre un tribunal de Los Ángeles rechazó la petición de su defensa para cerrar definitivamente el caso, lo que le impide en la práctica pisar EEUU. EFE