Un gobierno que como Jalisco si no gana arrebata, y lo que no puede expropiar lo interviene.
Esta semana hemos visto con estupor como la Asamblea Nacional, aprobó un proyecto de acuerdo en “rechazo a la paralización de las actividades académicas en las universidades autónomas del país” que pretende intervenir nuestras máximas casa de estudio, en flagrante violación a su autonomía.
En ese acuerdo se intenta convertir una lucha gremial en un conflicto político, llevándolo al terreno de la polarización.
La paralización, no decretada por las autoridades universitarias, sino decidida por los propios profesores se debe más que a un reclamo, a la imperiosa necesidad de justificadas reivindicaciones socio económicas para quienes tienen la responsabilidad de formar académicamente a aquellos que han de construir el futuro del país, unida a la exigencia por las obligatorias reparaciones, dotaciones de equipos y materiales que permitan cumplir no solo con las actividades docentes sino también las de investigación y extensión, así como los recursos necesarios para atender las providencias estudiantiles tales como transporte, comedores y becas.
El acuerdo que deja ver la mediocridad de sus redactores –y de quienes votaron para aprobarlo- señala, entre otras cosas, que el gobierno nacional “hace esfuerzos extraordinarios para aportarle recursos a las universidades”, indicando que en este ejercicio fiscal se han transferido más de 84 mil millones de Bolívares, para atender 65 instituciones.
Cabe entonces un par de preguntas para los legisladores oficialistas ¿En base a cuáles prioridades juzgan que dotar a nuestras universidades de un presupuesto justo es un “esfuerzo extraordinario” y no parte del cumplimiento de los deberes del Estado? ¿Acaso los 480 millones de dólares que se gastarán en la compra de 12 aviones sukhoi, o la donación de 300 viviendas a Dominica -hecha recientemente por parte del gobierno nacional- o los mil doscientos cuarenta millones de bolívares que prevé el presupuesto del 2016 para viáticos y pasajes al exterior no significan un mayor esfuerzo económico, además injustificable en un momento en el que “el país atraviesa un cumulo de dificultades” tal como lo expresa textualmente el acuerdo?
Una buena parte de los diputados que hoy le dan la espalda a las universidades, suscribiendo un acuerdo contentivo de sugerencias arbitrarias y perversas parece haber olvidado que se formaron y egresaron de las aulas de esas casas de estudios. Simulan desconocer que las pobres condiciones de trabajo han producido una renuncia masiva de profesores universitarios y que las circunstancias actuales no permiten brindar una educación de calidad.
El gobierno insiste en continuar con sus políticas de atropello, asfixia, vejación, desprecio, opresión y avasallamiento, no solo al sector universitario, sino hacia toda la población, ¡y aun así tiene las desfachatez de pedirnos que votemos por su candidatos! Esas son, entre otras muchas, razones suficientes para salir el 6 de Diciembre a votar por el cambio que el pais reclama.
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