El primer prototipo lo diseñó un inventor llamado Joe Rizzi en 2003. Rizzi acostumbraba a hacer submarinismo en la costa de Hawai, y durante sus sesiones disfrutaba del canto de las ballenas que se transmite a través del agua.
El sonido le gustaba tanto que decidió buscar una manera de poder disfrutarlo en directo. Su solución fue una tabla de surf flotante con un hidrófono y un cable que lo conectaba al equipo de música de su casa.