Cambio, una palabra poderosa, no en vano ha sido bandera de numerosas campañas electorales y movimientos políticos en el mundo. En Venezuela hay un consenso casi unánime de que el cambio es necesario para salir de la crisis que nos aqueja, pero nuestra propuesta no solo consiste en dejar atrás las políticas absurdas que se han implementados hasta ahora, sino que tiene un norte de hacia dónde debe ir Venezuela.
Recientemente algunas voces, temerosas de perder los privilegios que ostentan hasta ahora, han acusado a la Unidad de tener una propuesta vacía, falta de contenido. La verdad es que el cambio al que estamos apostando el 70% de los venezolanos tiene una dirección clara, basada en un proyecto moderno, donde la justicia, la equidad y el bienestar remplacen el autoritarismo, la pobreza y corrupción.
La Venezuela que estamos en vías de construir todos juntos, es un país donde el respeto a la propiedad privada no esté en función de los caprichos de un gobernante, donde la empresa privada y el gobierno trabajen de la mano para crear riquezas, puestos de trabajo, y prosperidad. El cambio es hacia un modelo de inclusión y no de enfrentamiento, donde se respeten las opiniones opuestas, y la justicia funcione en pro del interés colectivo.
En la Venezuela que queremos la vida de los venezolanos es sagrada, y por lo tanto la seguridad será una prioridad. No hay cabida en ese futuro para las mafias que hoy controlan parte del territorio nacional y que derraman la sangre de decenas de miles de compatriotas todos los años.
Nuestro proyecto busca un país de ciudadanos, donde las pensiones de los adultos mayores, las ayudas a las familias necesitadas, la educación pública y la cobertura universal en salud, sean derechos inalienables, y no regalos que el gobernante de turno conceda según su conveniencia a cambio de obediencia y fidelidad de los que consideran súbditos.
Una Nueva Asamblea Nacional con mayoría de la Unidad será una institución que trabaje por el bien común y no por intereses de grupo, pasaría de ser un negocio privado al servicio del PSUV y los enchufados a un verdadero Poder Público que impulse leyes para lograr lo antes expuesto.
Esa Venezuela comienza el 6-D en el momento en que con tu dedo votes por el cambio, votes por un país para todos. En nuestras manos está el destino de Venezuela, es nuestro deber salir a defenderla, para poder reclamar como verdaderos ciudadanos nuestros derechos, y no tener que mendigar como súbditos.