Hace unos meses un colega y yo dictamos un taller sobre prevención del acoso escolar. Nuestro público eran niños y niñas de 4to. grado que estaban entre los 9 y 10 años. Ese día vimos algo que no habíamos visto en otros grupos: cada niña y niño tenía un apodo asignado y, sin excepción, la práctica era que a cada persona se le llamaba por el sobrenombre.
Cada vez que entre ellos se nombraban por el apodo, en sus rostros y en su cuerpo se observaban expresiones de molestia, desagrado, aparente indiferencia o rabia por parte de quien lo recibía. En el caso de los que escuchaban había risas cómplices a veces, miradas esquivas en oportunidades, silencio en otras.
Una vez iniciada la dinámica para el intercambio sobre qué es el acoso, pudimos escuchar con palabras lo que los rostros decían. Había un niño que bajaba la mirada cuando sus compañeros le llamaban por el sobrenombre y se encogía de hombros como quien dice: “no puedo evitar que esto ocurra”. Otro niño, miembro del grupo que aparentemente promovía el uso de sobrenombres, contó que no le gustaba que lo llamaran con un apodo, pero como todos lo hacían, él respondía de la misma forma y era su manera de contestar a lo que molestaba.
Varios niños describieron la molestia y dolor que produce sufrir acoso. Hablaron de otros y tal vez de ellos mismos, contando experiencias en las que se han sentido impotentes, agredidos, no escuchados cuando cuentan a un adulto sobre esto. Nos dijeron que a veces sienten tanta impotencia y rabia, que se organizan para tomar acciones por su propia cuenta.
Con sus palabras nos dijeron que se sienten poco acompañados y que buscan las salidas cortas, rápidas, que al final no son salidas.
Aprender a ver las señales
Un mensaje recurrente para los niños ante el acoso, es contarlo a un adulto de su confianza, pero ¿qué pasa cuando el adulto no puede leer las señales?
Muchos padres y madres se sorprenderían de ver que cuando sus hijos representan una escena donde les cuentan sobre un caso de acoso en el colegio, aparecen viendo el celular, completamente ausentes. Si les vieran, seguramente entenderían la señal.
Parte de las tareas indispensables es aprender a ver las señales, y tal vez no sea mal ejercicio recordar cómo se sentía y vivía la experiencia escolar a los 8, 9, 10 años. Conectarnos con esta parte de nuestra vida nos ayudará a entender más. Cualquier cambio brusco que nos indique que algo se está afectando debe disparar las alarmas. Las preguntas más simples, más básicas, la demostración de interés por lo que pasa son importantísimas porque una de las cosas más valiosas para una persona, no importa su edad, es saber que es importante para alguien.
La respuesta adecuada
Recientemente conocimos una experiencia en la que una niña, al saber de una situación de acoso escolar decidió abordar al acosador. Aunque le contó a un adulto de su confianza, observó que el niño acosador no tenía amigos, y que lo mejor que podía ante la agresión a la que sometía a otro, era invitarlo a hacer su amigo.
Pocas veces sabemos de estas historias y poco enseñamos a responder de esta manera.
La respuesta adecuada pasa por comenzar a ver al otro como similar a mí, distinto, diverso, diferente, y no por eso desigual en su derecho a ser tratado con respeto. La mejor manera de transmitirlo es haciéndolo; así se previene el acoso y el dolor que produce, y que, sin lugar a dudas, no es cosa de niños.
Responder adecuadamente ante el acoso implica ir contra la corriente en una sociedad que nos dice que es normal poner sobrenombres, que las burlas son humor, que esas formas fortalecen el carácter, que pasa: total, son “cosas de niños”. Con esta lógica, ni resolvemos, ni solucionamos, ni abordamos adecuadamente. Más bien enseñamos que la violencia se responde con violencia, de cualquier grado, de cualquier tamaño.
En cambio, comenzar a enseñar desde las palabras y la práctica, formas respetuosas de tratar al otro, desarrollar destrezas para comunicarse y socializar, son un buen comienzo para prevenir el acoso y en el peor de los casos, para saber cómo actuar ante él.
Vivian Díaz
Gerente Equipo de Documentación de Amnistía Internacional Venezuela