Qué debe pasar para que el chavismo pierda la Asamblea Nacional

Qué debe pasar para que el chavismo pierda la Asamblea Nacional

  AFP / FEDERICO PARRA
AFP / FEDERICO PARRA

Las elecciones parlamentarias de 2010, que conformaron la Asamblea Nacional vigente hasta el momento, fueron las más reñidas de la historia. A nivel nacional, el oficialista PSUV se impuso con el 48,1% de los votos, frente al 47,2% de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD). La diferencia fue de apenas 0,9 por ciento. Sin embargo, el chavismo obtuvo un 50% más de diputados que la oposición: 98 contra 65, publica Infobae.

Por: Dario Mizrahi [email protected]

¿Cómo se explica semejante desproporción entre votos y escaños? La respuesta está en la Ley Orgánica de Procesos Electorales, que estableció un sistema mixto de representación: por un lado, las 24 entidades federales (23 estados y un distrito capital) pasaron a elegir el mismo número de diputados (3), con un régimen proporcional; por otro, se los dividió internamente en circuitos electorales, cada uno de los cuales elige uno o dos legisladores más, dependiendo del tamaño de su población.





“En realidad, el 6 de diciembre habrá muchas elecciones simultáneas. Son 87 circunscripciones de votación en 23 estados, el Distrito Federal y tres indígenas. En total son más de 100 elecciones. Por lo tanto, no se pueden leer las encuestas de manera lineal”, dijo Damarys Canache, profesora de ciencia política en la Universidad de Illinois, Estados Unidos, en diálogo con Infobae.

“El sistema electoral venezolano es abiertamente desproporcional —continuó—. Está orientado a sobrerrepresentar a las fuerzas políticas grandes en cada circuito. Este sistema plantea un escenario de winner-take-all, en que el partido que resulta ganador se lleva todo. En consecuencia, el sistema puede producir una mayoría manufacturada. Esto ya lo vimos en las pasadas elecciones parlamentarias”.
Entidades muy pequeñas, como Amazonas, sólo eligen el mínimo de tres miembros, pero las más grandes suman un diputado extra cada 336.000 habitantes. Zulia, la más populosa, vota 12 adicionales, que se suman a los tres que tienen todos. Es para designar esos miembros extras que los estados se dividen en circuitos, que eligen uno, dos o tres cada cual.

“Cuando se baja a los circuitos hay pocas encuestas, y las que existen, son débiles metodológicamente. Los uninominales (eligen un sólo diputado) dependen mucho de distintos factores, como el líder del lugar y las prebendas que se hayan repartido. Por eso, la holgada diferencia que hay en los sondeos nacionales no creo que se exprese así en la elección definitiva”, dijo a Infobae la historiadora Margarita López Maya, profesora de la Universidad Central de Venezuela.

Las circunscripciones se delimitaron de tal manera que los distritos tradicionalmente opositores quedaron agrupados en un puñado con mucha población, y los de tendencia oficialista, multiplicados en muchas más pequeñas. De esta manera, son más los diputados que provienen de lugares controlados por el chavismo, lo que le facilita al Gobierno obtener la mayoría legislativa.

“Hay una cantidad significativa de distritos en los que el chavismo la tiene más fácil. En la última elección hubo 51 diputados oficialistas que fueron elegidos por más de 10 puntos de diferencia. En cambio, solamente hubo 17 legisladores que la oposición ganó por esa magnitud. Entonces, de por sí hay una base mucho más fuerte de distritos seguros para el Gobierno”, explicó el politólogo Iñaki Sagarzazu, profesor de la Universidad de Glasgow, Escocia, consultado por Infobae.
Tibisay Lucena, presidente del cuestionado Consejo Nacional Electoral

Como si fuera poco, la ley establece que el Consejo Nacional Electoral (CNE) tiene la potestad de modificar el número de diputados que le asigna a cada circuito en función de las proyecciones de crecimiento poblacional elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Aprovechando este recurso, el CNE anunció hace unos meses que le quitaba al menos cinco escaños a circuitos de tradicional tendencia opositora, y se los sumaba a otros afines al chavismo. No presentó ninguna evidencia concreta de que los primeros hayan perdido población, ni de que los otros hayan ganado. Pero así consiguió acentuar el sesgo que sobreestima el voto oficialista y subestima el opositor.

“El CNE, antes y después de iniciada la campaña electoral, está actuando de una manera claramente parcializada y esto probablemente tenga alguna incidencia en el resultado final. Por ejemplo, para estas elecciones se aumentó el número de diputados a elegir en zonas de tendencia chavista, y se crearon centros electorales en localidades identificadas con programas u organizaciones sociales del gobierno. Todo esto indica que en Venezuela las elecciones del 6 de diciembre no pueden considerarse justas porque están enmarcadas por un proceso sesgado”, sostuvo Canache.

No obstante, a pesar de todas las ventajas con las que cuenta, el panorama es muy complejo para el chavismo. Las encuestas no muestran ya un escenario de 50 y 50, sino uno muy volcado hacia la oposición, que cuenta con entre 20 y 30 puntos de ventaja, dependiendo de la consultora. La popularidad del presidente Nicolás Maduro está por el piso y el electorado que se asume como chavista convencido no supera el 20 por ciento.

“El problema que tiene el Gobierno —dijo Sagarzazu— es que en este momento las encuestas le dan a la oposición entre un 60 y un 70% a nivel nacional. Hay que ver cómo se traduce esa tendencia en cada distrito, algo que no suele ser uniforme. La clave para la oposición es imponerse en donde perdió por menos del 10% en las últimas elecciones. Son zonas urbanas, pero más pobres, como los distritos dos, cuatro y cinco de Caracas. Tiene que vencer allí para obtener la mayoría”.

“Mucho más difícil le va a resultar en los circuitos rurales —continuó—, donde el chavismo ganó por mucha diferencia. En esas regiones no se sienten tanto los problemas cotidianos de las grandes ciudades, como la inseguridad y el desabastecimiento, por eso le cuesta más penetrar a la oposición”.

Hay distritos en los que es utópico imaginar que la MUD pueda imponerse. En Delta Amacuro, Cojedes, Portuguesa, Trujillo y Apure, por ejemplo, perdió por más de 20 puntos en las elecciones legislativas de 2010.

Pero en otros, los márgenes fueron mucho más exiguos. En Aragua y Bolívar perdió por menos de un punto; en Sucre y Falcón, por menos de cinco; y en Yaracuy y Vargas, por menos de diez. Con revertir los resultados en esos estados, y retener los que ya tiene, a la oposición le alcanzaría para sumar 19 bancas más y llegar así a la mayoría simple, que es de 84.

“Nunca se sabe qué puede pasar. Hay muchas regiones del país declaradas en estado emergencia por el problema fronterizo con Colombia, en las que hay militares movilizados. Y la legislación venezolana permite que los militares voten en los lugares en lo que se encuentran desplegados. Pero salvo que suceda alguna cosa extraña que cambie el panorama electoral, creo que la oposición debería ganar la mayoría simple sin mayores complicaciones”, afirmó Sagarzazu.

Canache coincidió con esta lectura. “En vista de los datos de las encuestas me parece que la oposición tiene hoy una opción sólida de obtener una mayoría simple en la Asamblea Nacional. Por supuesto, no sabemos cuál será el porcentaje que obtenga el día de las elecciones, pero lo que sí pareciera claro es que los venezolanos tienen una opinión formada, y es difícil que cambie en el poco tiempo que queda”, dijo.

Qué puede hacer la oposición con la Asamblea

“Tener la mayoría simple da una gran cantidad de potestades. Se puede armar el presupuesto, realizar interpelaciones a miembros del Poder Ejecutivo, proponer un reforma constitucional (aunque no aprobarla) y nombrar integrantes de otros poderes. En este período de cinco años que se viene vence el mandato de miembros del TSJ y del CNE. Si bien para hacer estos nombramientos se requieren dos tercios de la cámara, a la cuarta votación en la que no se consiga esa mayoría, con una simple sería suficiente”, dijo el profesor de la Universidad de Glasgow.

“El Presidente puede vetar —continuó—, pero si una proyecto vuelve a la Asamblea, con una mayoría simple basta para revertirlo. De todos modos, el Gobierno tiene el control de todos los poderes públicos, entonces podría utilizar al TSJ para declarar inconstitucionales las leyes que apruebe la oposición. También podría poner a discusión temas que la dividan, porque es un conjunto muy heterogéneo que va desde la izquierda a la derecha. Incluso podría utilizar a los opositores, que pasarían a controlar el Poder Legislativo, para hacerlos responsables de la crisis”.

De todos modos, nadie duda de que el chavismo tiene más para perder que para ganar con una Asamblea opositora. Por eso, lo más probable es que intente anularla. La Constitución le ofrece una alternativa para ello.

“El Gobierno tiene todo el poder para establecer, antes de que asuman los nuevos diputados, una Ley Habilitante que le permitiría legislar pasando por encima a la Asamblea. Es algo completamente posible y creo que va a suceder. Eso le daría un poder muy fuerte al presidente, y no se puede derogar con menos de 100 diputados”, dijo Sagarzazu.

¿Qué recurso le quedaría al bloque opositor para sobreponerse a una norma que lo volvería un no poder? La mayoría simple ofrece el más importante de todos, la posibilidad de llamar a una consulta popular, cuyos resultados son inapelables.
“La Constitución le permite convocar un referéndum para solicitar que se derogue la Habilitante. Entonces sí, ningún poder público podría vetar la decisión. Hay distintos mecanismos de democracia directa que la oposición tendría que utilizar si quiere fortalecerse frente al Ejecutivo. Por eso es muy importante que tenga conciencia de cómo funciona el régimen político venezolano”, concluyó López Maya.