Los científicos han desarrollado una herramienta mejorada de edición genética que reduce de forma significativa errores potencialmente peligrosos en las intervenciones, prometiendo un sistema más preciso y eficiente para manipular el ADN humano.
Por Ben Hirschler/Reuters
La edición de genes de organismos vivos como los humanos representa una gran promesa para el tratamiento de enfermedades, pero también podría ser usada en la creación de “bebés de diseño”, lo que hizo que los críticos pidan una prohibición global de la modificación genética de embriones humanos.
La noticia de que investigadores estadounidenses reformularon el sistema CRISPR-Cas9 para acabar con los errores de edición fue conocida el martes, mientras los expertos se reúnen en Washington durante tres días para debatir los aspectos éticos y políticos que rodean a esta labor.
La tecnología permite a los científicos editar genes usando “tijeras” biológicas, que operan como un procesador de textos, capaz de hallar y sustituir defectos.
El avance atrajo por igual a investigadores académicos y compañías farmacéuticas, ya que ofrece una forma de reescribir el ADN de células enfermas, y la tecnología fue rápidamente puesta en funcionamiento en laboratorios de todo el mundo.
Aunque CRISPR es muy eficiente y relativamente fácil de usar, un gran defecto es que puede cortar otras partes del genoma no contempladas, causando efectos genéticos potenciales no deseados, como el cáncer.
Ahora, investigadores del Instituto Broad del MIT y Harvard y el Instituto McGovern de Investigación del Cerebro del MIT creen haber hallado una solución al problema, modificando tres aminoácidos para reducir errores no deseados en la edición.
CRISPR es usado en muchos campos, como las cosechas y la creación de mosquitos que no pueden contagiar la malaria. Sin embargo, en abril surgieron grandes reparos éticos cuando un equipo en China publicó detalles de un experimento para alterar el ADN de embriones humanos, lo que recibió críticas por los desconocidos efectos en las generaciones futuras y la tentación de los padres futuros de pagar por mejoras genéticas.