Entre 2009 y 2014, un millón de mexicanos hicieron maletas para iniciar una nueva vida en su patria, mientras que en el mismo periodo solo 870.000 tomaron la decisión de ir al país del norte, según un reciente estudio publicado por el centro de investigación Pew Research.
Los datos proceden de los censos estadounidense y mexicano, las deportaciones que hace Washington y una estimación de los cruces fronterizos de los indocumentados.
“Mucha gente pasó periodos sin encontrar trabajo o con un trabajo irregular, mientras que otros perdieron sus casas donde habían ido los ahorros de tantos años”, explicó a la AFP Rubén Hernández-León, director del centro de estudios mexicanos del departamento de Sociología de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), sobre los motivos de este movimiento social.
La crisis de los últimos años pegó duro en industrias que se beneficiaban principalmente de mano de obra latina. “El ejemplo clásico es el de la construcción”, señaló el experto.
Miles de mexicanos que cruzaron la frontera entre 1995 y 2005 aprovechando el “boom” inmobiliario se quedaron a partir de 2008 sin empleo y sin poder mantener a sus familias, tanto en Estados Unidos como en México.
“Desde hace unos años el trabajo se ha puesto muy difícil”, contó a la AFP Salvador Rodríguez, un mexicano de 57 años que desde 2001 construye casas en Los Ángeles.
“Me vine porque la cosa estaba muy mal allá (México) y aquí era fácil ganar dólares. Pero ahora hay que luchar para conseguir algo”, señaló mientras recogía sus herramientas tras finalizar una obra.
De momento no se plantea hacer maletas e irse, pero su compañero de oficio y compatriota Miguel García se siente cada vez más atraído por la idea.
“Para pasarlo mal aquí, mejor lo paso mal allí pero acompañado de mis padres y mis hermanos”, reconoció este hombre de 48 años que no regresa a su país desde 2003.
Una deportación, una familia
Los más expuestos a la incertidumbre económica y al retorno son los indocumentados, es decir, 11 millones de los más de 55 millones de hispanos que viven en Estados Unidos.
El presidente Barack Obama impulsó por decreto en noviembre de 2014 una reforma migratoria para solucionar un problema que divide a la sociedad desde hace décadas, pero ésta permanece bloqueada por la justicia después de que 26 gobernadores cuestionaran su constitucionalidad.
Su voluntad por abrir una vía a la regularización de los indocumentados contrasta sin embargo con las cifras de deportaciones de su gobierno, otra de las principales razones por las que ha cambiado el flujo migratorio.
Desde que Obama llegó a la Casa Blanca hace siete años, unos 2,5 millones de personas han sido expulsadas, la gran mayoría mexicanos.
“Cada deportación impacta a una familia. La gente se tiene que regresar porque han deportado a su ser querido y ya no ven la opción de quedarse si pierden al que gana” dinero, dijo a la AFP Armando Vázquez-Ramos, profesor de la universidad estatal de California en Long Beach y director del centro de estudios California-México.
En su opinión, Obama dio “mucha esperanza” para resolver el problema, pero sus políticas han provocado que “más de 700.000 niños nacidos en Estados Unidos son ahora exiliados en México”.