Cuando arranque el nuevo período legislativo en enero, la oposición venezolana buscará con su recién ganado dominio en la Asamblea Nacional recomponer los poderes públicos que, asegura, hoy están al servicio del gobernante chavismo, reseña Reuters.
Aún sin saber la magnitud de la victoria de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en las elecciones parlamentarias del domingo, sus miembros confían en que lograron la mayoría calificada que les permite interpelar a funcionarios públicos, y censurar al vicepresidente y a los ministros.
“Venezuela merece poderes públicos al servicio del país y no de grupos que integran el tanque de pirañas que es hoy el oficialismo”, dijo el jefe de la MUD, Jesús Torrealba, tras conocer los primeros resultados oficiales que le daban, preliminarmente, al menos 99 de 167 diputados.
“Con esta victoria empieza un ciclo en la vida política e institucional de Venezuela, con el respaldo de todos los ciudadanos. Ahora Venezuela tiene una Asamblea que trabajará para todos”, agregó.
Sin embargo, la MUD tendrá que hilar fino si quiere remover a los integrantes del Consejo Nacional Electoral (CNE) o del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ya que para ello necesita la aprobación de la justicia.
Desde que el fallecido Hugo Chávez asumió como presidente del país petrolero en 1999, los poderes públicos han respondido, casi sin chistar, a los designios del Ejecutivo y tras la asunción de Nicolás Maduro hace 2 años, poco cambió.
El experimentado político opositor Henry Ramos, quien ganó un escaño por Caracas, aseguró que a pesar de los atropellos sufridos, lo mejor es optar por la mesura y dejar atrás revanchismos.
“Lo primero que vamos a hacer es no volvernos locos, no atropellar a nadie, actuar sin engreimientos, sin vanidad, sin creer que somos la quintaesencia”, dijo a periodistas en un comando de campaña opositor desbocado de alegría.
Ramos, cuyo nombre resuena como el nuevo presidente de la Asamblea para suceder al poderoso Diosdado Cabello, adelantó que una Ley de Amnistía y correctivos para enderezar la profunda crisis económica también son su prioridad.
VOTO CASTIGO
Entre vítores y lágrimas de felicidad por su segunda victoria en 16 años, líderes opositores juraron la madrugada del lunes que su triunfo supone el principio del fin del movimiento político orquestado por Chávez.
Pero para cambiar la correlación de fuerzas políticas, dominada durante lustros por el chavismo, la oposición deberá demostrar que puede imponerse en más de una elección ininterrumpida y, en unos comicios regionales de fines del próximo año, tendrá la posibilidad de probarlo.
Actualmente el oficialismo tiene 20 de las 23 gobernaciones y es mayoría en 22 de 23 consejos legislativos: sólo los estados de Amazonas, Lara y Miranda están en manos de la oposición.
Analistas coinciden en que una parte considerable de los votos que le permitieron a la MUD alzarse con la victoria provinieron de chavistas descontentos con la crisis económica del país, agudizada tras el derrumbe del barril de petróleo, su principal fuente de divisas.
“La oposición si bien es una fuerza electoral, aún no es una fuerza social, política, simbólica que le permita convertirse en una alternativa de poder real, en una opción para la mayoría de los venezolanos”, dijo el analista político cercano al oficialismo, Óscar Schémel.
Pero antes de los comicios regionales del próximo año, una oposición envalentonada podría pujar por un referéndum revocatorio contra Maduro, permitido constitucionalmente a partir de abril de 2016, a mitad de su mandato de seis años.
Por Diego Oré/Reuters