La izquierda en el poder en Francia y la oposición de derecha están obligadas a cuestionarse después de que la ultraderecha obtuviera un récord de votos en las elecciones regionales, a menos de un año y medio de las presidenciales.
AFP
La movilización de los electores y el traslado de votos de la izquierda hacia la derecha impidieron que el partido de ultraderecha Frente Nacional ganara, cuando había encabezado los resultados en seis regiones en la primera vuelta.
La prensa francesa no escatimaba el lunes las advertencias a los partidos tradicionales, recalcando que el Frente Nacional es un “perdedor que pesa mucho”.
“Ayer los franceses asumieron sus responsabilidades. Esperamos que los políticos elegidos asuman ahora las suyas”, escribió el diario Le Parisien.
Y es que, aunque el FN fracasó en su intento de conquistar un ejecutivo regional, consolidó su peso electoral en esta última elección antes de la presidencial de 2017. Obtuvo cerca del 30% de los votos y 358 escaños de consejeros regionales.
“El FN será a partir de ahora la principal formación de oposición en la mayoría de los consejos regionales de Francia”, señaló Marine Le PEN.
– Reflexiones estratégicas-
“Queda un año para empezar a rehabilitar la acción política”, escribió el diario de izquierda Libération, estimando que el Partido Socialista del presidente François Hollande “no podrá salvar el pellejo indefinidamente agitando el peligro” de la ultraderecha.
“La derrota para todos”, recalcó el diario católico La Croix, advirtiendo que “si no se aportan respuestas a las inquietudes de los franceses, el Frente Nacional continuará su progresión hasta la próxima cita electoral, la de la presidencial”.
Desde hace cinco años los resultados del FN progresan inexorablemente en cada elección , en base a un discurso contra la Unión Europea y contra la inmigración, y de denuncia de los partidos tradicionales, incapaces de superar la crisis y de frenar el desempleo.
Marine Le Pen se presenta como la alternativa al Partido Socialista (PS) y al principal partido de la derecha conservadora, Los Republicanos (LR), partidos del “establishment” a los que suele nombrar con una sola sigla, uniendo las de ambos.
“La dinámica del FN está ahí”, “hasta ahora, el dique aguantó, pro el FN progresa continuamente en el país, y en algún momento el dique se romperá”, señaló el politólogo Stéphane Rozès, del instituto Consejo Análisis Prospectiva (CAP).
“Sería una ilusión creer que los partidos políticos pueden evitar las reflexiones estratégicas sobre las razones profundas de esa progresión”, agregó.
“El peligro de la extrema derecha no se ha disipado, ni muchos menos”, reconoció el domingo el primer ministro Manuel Valls, afirmando que el resultado de las regionales no da lugar a “ningún alivio, ningún triunfalismo”.
Por su parte, el expresidente Nicolas Sarkozy, líder de la oposición de derecha, estimó que los resultados del domingo “no deben hacernos olvidar bajo ningún pretexto las advertencias” dirigidas por electores en la primera vuelta “a todos los responsables políticos”.
Tanto el PS como LR reúnen el lunes sus burós políticos para analizar los resultados de las regionales.
“Nada podrá detenernos”, declaró el domingo Marine Le Pen, denunciando la política de alianza para bloquear al FN como las “derivas de un régimen agónico”.