El jefe del gobierno español saliente, Mariano Rajoy, se enfrenta este lunes al líder de la oposición, Pedro Sánchez, en el único de los debates electorales al que accedió participar cuando su partido consolida una tímida ventaja para las legislativas del domingo.
AFP
Líder del conservador Partido Popular, Rajoy, de 60 años, ve en peligro su reelección en un contexto político muy diferente al que a finales de 2011 lo alzó al poder con una amplia mayoría absoluta, tras dos legislaturas del socialista PSOE al que muchos españoles culpaban de la crisis.
Ahora, tras cuatro años de una draconiana política de austeridad que alimentó el descontento social, la emergencia de dos partidos nuevos -el antiliberal Podemos y el centrista Ciudadanos- amenaza el bipartidismo histórico de PP y PSOE.
Pero como si nada hubiese cambiado, Rajoy se negó a debatir con los líderes de estas jóvenes formaciones, el politólogo Pablo Iglesias de 37 años y el abogado Albert Rivera de 36 años, y aceptó únicamente participar en el ya tradicional “cara a cara” televisivo con el actual jefe de la oposición.
La creciente desigualdad social, el aún muy elevado desempleo o la caída en el nivel de vida de las clases medias deben centrar este encorsetado duelo dialéctico, donde hasta la temperatura del plató está pactada, organizado por la Academia de Televisión y emitido por varios canales y emisoras de radio a partir de las 22H00 (21H00 GMT).
También el gran tema de la corrupción, que pesa sobre ambas formaciones con enormes escándalos, estará omnipresente.
“Para mí es una prioridad básica acabar con esto”, aseguró Rajoy hace una semana durante un programa de televisión en que respondió a preguntas de los ciudadanos. “Todas aquellas personas que están en nuestro partido y que se vean afectadas en casos de corrupción serán apartadas”, afirmó tajante.
En este debate “Rajoy tiene muy poco que ganar y mucho que perder”, estima el politólogo Antón Losada, profesor en la Universidad de Santiago de Compostela, considerando que los votantes del PP ya están convencidos, principalmente por la reactivación económica, y que los indecisos pueden optar por el PSOE si el gobernante saliente no convence.
– España ‘ha cambiado’ –
Sin embargo, en opinión del comentarista político José Antonio Zarzalejos, exdirector del diario conservador ABC, los principales beneficiados o perjudicados de este debate pueden ser precisamente los ausentes.
“Este es un debate de cara a los indecisos que antes votaban al PP y ahora están pensando en votar a Ciudadanos, y a quienes antes votaban PSOE y ahora están pensado en votar Podemos”, afirma.
Según varios sondeos publicados este lunes, último día permitido por ley, el PP se afianza como favorito, con una estimación de voto que varía de 25,3% (entre 105 y 112 escaños) a 29,9% (125-128 escaños). En cualquier caso muy lejos de la mayoría absoluta (176 diputados) y del 45% obtenido en los comicios precedentes, lo que le obligaría a alcanzar pactos para gobernar.
Por su parte, los socialistas ahondarían en su fracaso de 2011 restando al menos una veintena de diputados a los 110 obtenidos entonces, en el que ya fue el peor resultado de su historia.
Los escaños perdidos por ambos irán a las formaciones emergentes.
En este debate se enfrentan “dos señores que representan una España que ya no es, la España de verdad ya ha cambiado”, lanzaba el número dos de Podemos, Íñigo Errejón, el domingo en un multitudinario mitin en Madrid.
Iglesia y Rivera ya se midieron en cuatro debates con estilos muy diferentes al habitual: tuteándose, de pie o en mangas de camisa. Dos de ellos con Sánchez, de 43 años, y todos con la ausencia de Rajoy, que en el último fue reemplazado por la número dos del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
Esto suscitó muchas críticas e incluso especulaciones de que Saénz de Santamaría, una jurista de 44 años, pueda acabar presidiendo el próximo ejecutivo si el PP necesita el apoyo de Ciudadanos para gobernar y éste veta la candidatura de Rajoy, demasiado marcado por la “vieja política”.