Muy emocionado regresó Nicolás, después de haber cumplido su anual gira a las diferentes guarniciones del país para presentar su salutación de Fin de Año. Mi amor, le dijo cariñosamente a Cilia, la revolución esta blindada.
¿Por qué, dices eso?
En cada uno de los cuarteles, los integrantes de de cada unidad, colocaron sendas pancartas con la consigna “No volverán” como para que no les quede ninguna duda a los oligarcas que a pesar de su “victoria de mierda” en las elecciones legislativas, no tendrán cabida en las instituciones de las fuerzas armadas revolucionarias.
– Que bien mi amorcitico, fue la emocionada respuesta de la Primera combatiente. Entonces, podemos seguir durmiendo tranquilos.
La alegría, alcanzó niveles orgásmicos, cuando llegó al Palacio y vio las paredes llenas de afiches con la consigna “Ni un paso atrás”….Siguen los aires de revolución, se dijo así mismo. Me pudieron haber traicionado las bases populares del partido, pero, los camaradas a mí alrededor, siguen fieles a los principios bolivarianos….Patria o Muerte gritó antes de entrar a su despacho.
Desde muy temprano, el Ministro de la Defensa, esperaba su turno para la entrega de cuentas ante Nicolás.
Adelante, Mi camarada General. Primero, déjeme agradecerle y felicitarlo por su excelente labor en la construcción de la conciencia revolucionaria-bolivariana y socialista en el seno de las Fuerzas Armadas. Me siento sumamente complacido por esas muestras de apoyo que he recibido a nivel nacional de todo el componente armado y más aún de los funcionarios en puestos de gobierno.
– Con cara de pocos amigos, el ministro lo interrumpió. Camarada, creo que usted esta malinterpretando el o los mensajes que están enviando mis compañeros de armas.
¿Cómo así?
-Bueno, en los cuarteles hay un profundo malestar por el anuncio que usted hizo en el Patio de Honor de la Universidad Militar Bolivariana y con una parada de 1.950 militares señalando que “ Los militares que ocupen cargos en la administración pública ¡¡¡deben regresar a sus cuarteles!!!!……eso camarada, provoco una arrechera de marca mayor en mas de 1.614 militares de distintos rangos, entre activos y retirados, que ejercen cargos en la administración pública en gobernaciones, alcaldías, en los ministerios, en los viceministerios, en la Asamblea Nacional, en consulados y en embajadas.
Permítame, hacerle entrega del Manifiesto de Protesta de mis compañeros enchufaos que unánimemente quieren hacer de su conocimiento que no regresarán a los cuarteles, bajo ninguna circunstancia van a desprenderse de las mieles del poder. De allí, su grito de guerra “Ni un paso atrás”.
Alegan que se sienten aptos para actuar políticamente por tres razones: 1.- vinculan la seguridad nacional con el desarrollo del país, por lo que consideraban que era su responsabilidad transformar la sociedad; 2.- se consideraban más capaces que el liderazgo civil de su momento, y 3.- pensaban que eran la “representación perfecta” del pueblo y los herederos del ejército de Simón Bolívar.
Solicitan de usted, que asuma de una vez por toda una actitud pretoriana y decrete el establecimiento de un “Estado Cuartel”. Con su presencia en el poder, camarada Nicolás, podemos decirle al mundo que esta es una revolución “Militar-cívico”….ratificamos que no daremos “Ni un paso atrás”
Solo, me permito agregarle que el camarada Lucas Rincón, expresó que si lo regresan entregará a los medios el original de la renuncia del Difunto Eterno y Diosdado exige que para volver a posiciones de comando en los cuarteles deben ascenderlo a General en Jefe, que ni de vaina se devuelve con el titulo de Capitán que se auto asignó.
Nicolás, sin aliento y a punto de desmayarse, solo atinó a balbucear…prepárenme el avión…me voy a Cuba a consultar esto con Fidel.
Déjeme recordarle, que ahora la salida no es tan fácil, le dijo su secretario.
¿Por qué? Si Yo hago lo que me da la gana.
– Hacías, hacías…ahora debes solicitar permiso a la Asamblea Nacional …..y veo muy difícil que te lo den para viajes sin sentido o de sumisión ante una dictadura como la de los Castros.
Ay mama….me jodí… fue lo último que se le escuchó decir a Nicolás.