Han sido años de vergüenza. Del anterior Secretario General de la OEA José Miguel Insulza, doblegándose ante los insultos del galáctico cuando se le ocurrió abrir la boca para denunciar los atropellos rojitos, o cuando sin pudor alguno apoyó incondicionalmente todos los desmanes que se cometieron en nombre de esta seudorevolución. Del Secretario General de UNASUR, Ernesto Samper, expresidente colombiano, a quien le suspendieron la visa estadounidense por aceptar fondos del narcotráfico para financiar su campaña electoral, cuadrándose descaradamente con éste régimen, lo que ha llevado a muchos a creer que recibió dinero de la revolución. De Néstor y posteriormente Cristina Kirchner, máximos exponentes del cinismo y el disimulo, defendiendo a capa y espada todas las arbitrariedades del éste gobierno. De Evo Morales, con su cara dura cual si estuviese tallada en piedra, declarando que la burguesía ?recurso lingüístico de todo comunista? quería desplazar mediante un golpe de estado a un gobierno legítimo, sin añadir que lo era una por las trampas de un CNE totalmente parcializado a favor del oficialismo. De Rafael Correa, con su sonrisa cínica y ojitos burlones, defendiendo las trapacerías de esta caricatura de revolución. Del anciano Raúl Castro, con su voz gangosa, argumentando con la seguridad de todo revolucionario que se cree dueño de la verdad, a favor de este gobierno depredador, hambreador y estafador que durante 17 años engañó a sus seguidores con sus mentiras, que ha sido responsable de la diáspora de más de dos millones de compatriotas, que nos deja un legado de más de 280.000 ciudadanos asesinados y que ha degradado la ética y pisoteado los valores de una sociedad que fue vejada, insultada y marginada por una élite corrupta.
Y ahora, después que una inmensa mayoría de venezolanos votamos para quitarnos a este régimen de encima, Cabello y Maduro pretenden seguir aferrados al poder sin ningún ánimo de rectificar o de reconocer los errores que condujeron al país hasta donde actualmente se encuentra: al borde del precipicio. Para ello se atrincheran tras el mismo discurso que los llevó a perder las elecciones parlamentarias y sin medir las consecuencias del mismo, tratan de incendiar la pradera, llamando a desconocer los resultados electorales, nombrando a dedo un Parlamento Comunal y pretendiendo nombrar a 12 magistrados del máximo tribunal, ya no violando, sino pisoteando la constitución. Todo ello en defensa de los supuestos logros de la revolución que según ellos ha servido tan bien al pueblo venezolano. Con toda certeza esta es la mayor mentira de estos cínicos, cuando sabemos que los verdaderos motivos por los cuales no quieren ceder el poder son para seguir saqueando el tesoro nacional y así continuar disfrutándolo con voluptuosidad como lo hicieron los narcosobrinos; comprando yates, aviones y propiedades en el exterior, pero sobre todo, para evitar responder por los innumerables delitos cometidos dentro y fuera de nuestro país. Por ello, los que han trasgredido las leyes de otras naciones, saben que Venezuela es el único sitio donde podrían estar a salvo de la justicia internacional.
Sin duda alguna, lo que Maduro y Cabello están haciendo para restarle facultades a la nueva asamblea sería la mayor violación de la constitución realizada durante los 17 años de gobierno comunista y ya son varios los ex mandatarios de países amigos que se han pronunciado en contra. Falta que lo hagan los presidentes en ejercicio. En los próximos días sabremos quienes callarán y cuál será la reacción de los mandatarios socios de estos delincuentes, pero no nos debe sorprender que con el expresidente Pepe Mujica a la cabeza, varios de ellos apoyen todas las ilegalidades que pretenden hacer.