Estamos siendo testigos de la visceralidad de unos actores políticos de muy baja monta, que nos han demostrado la exclusiva formula de destrozar al mejor y más rico país del mundo en el menor tiempo posible.
Encabezados por un dúo impuesto por el Chávez moribundo de aquel inolvidable día cuando nos informó que se iría a morir a la Cuba de los Castro y dejaba a cargo de su gobierno en crisis a estos 2 oscuros personajes que eran sus delfines más prominentes, uno civil poco civilizado para conducir a aquel autobús sin frenos y el otro militar garante de su intolerancia y de sus negocios turbios para cuidar que en el camino revolucionario restante arrasaran con todo lo que quedara de pie.
Pues ahí están ambos, haciendo lo propio, haciendo de las suyas con el poder heredado que les queda, tratando de cumplir con los designios de aquel moribundo presidente que hoy está retorciéndose bajo tierra por no encontrar lugar en el cielo después de su terrenal actuación.
Este dúo pareciera que se dispone a mostrar, antes de que se nos vaya el 2015, gran parte de lo que son capaces de hacer ante los ojos del mundo, a pesar del buen resguardo de su hegemonía comunicacional. Con la guinda del “como sea” el dúo se impone adentro del gobierno y del partido y su polo sin que nadie chistee. Nunca asumiendo, en compañía del psiquiatra de la revolución, la condición que les es exclusiva como “el trío de la gran derrota del 6D” sino que achacándole la culpa al pueblo que se obstinó de sus abusos y a los empleados públicos que no creyeron en el bozal de arepas, pero si ambos en el voto secreto, corren pa’lante y sin el “corazón del pueblo” a trocha y mocha hacia la autodestrucción revolucionaria.
Arriesgando perder el capital político que aún les quedaba, tiran un manotazo de abuso de poder: Insisten con la película, de ficción, de la guerra económica, no rinden cuentas sobre su bajo comportamiento ni el de su entorno familiar, no acatan las reglas del ejercicio democrático post electoral, irrespetan la voz del pueblo que hoy es mayoría y acaba de expresarse el 6D, no aceptan la derrota, atropellan a las nuevas autoridades electas bañadas de la legitimidad que estos perdieron, siguen estirando la arruga con la indecisión respecto a la rectificación en materia económica y del fracaso del modelo (socialismo del S.XXI), siguen jugando con el “colmo” irrespetando el marco constitucional en varias de sus recientes actuaciones y especialmente cuando nombran un parlamento comunal nacional que no existe legalmente porque Venezuela no es una comuna, quieren quitarle competencias y poder a la Asamblea Nacional que exprimieran abusivamente con pírrica mayoría pretendiendo que la nueva y calificada Asamblea no ponga orden en la borrachera de última hora del ejercicio de esta saliente que se ha atrevido hasta a juramentar jueces del partido que, conjuntamente con el descaro contradictorio de la insinuación de un fraude electoral del CNE de Tibi, plasman un insulto a la moral y a la ética de un país que muestra indicios de hastío hacia su grosera, impune y atropellante actuación.
Por ahora… A comernos las hallaquitas y el dulcito de lechosa que, aunque más caros que nunca este fin de año, sabrán a la gloria del cambio y porque además servirán de antesala a la más sublime y a la vez aguerrida actuación de los nuevos diputados en el 2016, por lo que quedamos a la expectativa del hermoso amanecer del 5 de enero, que a pesar de que nos lo quieren manchar de su odio y miedo, marcará el 2do paso de la nueva Venezuela. ¡Feliz año!
@Ovidio Lozada
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