“En la etapa fluida de la modernidad, la mayoría sedentaria
es gobernada por una élite nómade y extraterritorial”
- Bauman en Modernidad Líquida
Estamos ante una sociedad que ha innovado en sus relaciones y se presenta como un subproducto de un sistema económico —y tecnológico— trasnacional: post-global. ¿Debe preocuparnos? Sí, absolutamente.No digo que la preocupación derive en una visión negativa del estado actual de las cosas. Sino que deviene del estado actual de las cosas. Las cosas cambiaron, sufrieron los golpeteos del tiempo y del sistema de eliminación de fronteras en pro de un “mercado trasnacional” o post-global.
Hace unos años estudiaba la evolución de la noción de soberanía, específicamente en Europa, durante el proceso de creación de la Unión Europea transformó en apuesta de una soberanía comunitaria o supraestatal; específicamente para fortalecer el posicionamiento económico y, por ende, político de Europa frente a los retos de la trasnacionalización de los mercados ¿Pero qué ocurre en el resto del mundo? Igualmente dos fenómenos han “debilitado” la noción de soberanía: los mercados financieros y la tecnología.
Los mercados financieros han comprometido a todo el mundo, con todo el mundo. Un fenómeno que acontece en un país, afecta inmediatamente las inversiones de varios países; sin mencionar las bolsas financieras. Esto no debe alarmarnos, no necesariamente. Esta “debilidad” se traduce en que el sistema dominante es el capitalismo, en su significado más esencial.
¿A qué llamo capitalismo esencial? Un sistema económico que trata de la producción de bienes y servicios (oferta) en un mercado a un valor de canje (determinado por la demanda) a través de un signo monetario (dinero). El flujo de dinero de cada “usuario” del sistema (poder adquisitivo) está determinado por la oferta que, a su vez, hace cada individuo de talento y experticia frente a la demanda (requerimientos) del mercado laboral (quienes contratan personas para la producción de esos bienes y servicios) y que determina la oferta económica (sueldos y remuneraciones) que las empresas hacen a los individuos a cambio de su talento y experticias.
Básicamente el “Sueño Capitalista”, el de los comerciales, es el American Dream es decir, “la promesa de que con tu esfuerzo logras capacitarte para conseguir un empleo remunerado para satisfacer las necesidades básicas e incluso lujos: la movilidad social (ascender de clase social) y lograr una mejor “calidad de vida”.
Ahora bien, como no todo lo que dicen los comerciales de TV es cierto, no al menos como lo dibujan, la realidad impone varios retos. Entre ellos podemos mencionar, sólo para ilustrar:
1) La lógica capitalista “esencial” se ve exponenciada —ficticiamente— con los mercados financieros (el efecto “Farándula y Casino” de la economía real). Todo el sistema se “exagera” en términos de valor pactado (ficticio) por el mercado financiero. Una empresa entra en Bolsa y cotiza por rumores, informaciones y tendencias de compra de “acciones”, inflando/disminuyendo ficticiamente su valor, su presupuesto, su nivel de gasto y sus proyectos de expansión. Causando además que gente (sin talento o experticia) obtenga una ganancia / pérdida sobre un capital que no es producto del intercambio en el mercado laboral/ de producción; sino por la “creación” del mercado de valores. Un casino mundial.
Otro ejemplo es cuando compras a crédito, el dinero que usas es un dinero inexistente en la economía, sólo producto de acuerdos de papel entre los bancos centrales y los bancos privados (cuando esa distinción existe) al que se llama “Multiplicador Monetario”. Por tanto tu poder de compra no es real, sino más “farándula y casino” de la economía financiera.
Ejemplo: Si Luis coloca 10.000$ en el “Banco A”, el banco está obligado a retener (por Coeficiente de Caja o Encaje Legal) el 10% y puede prestar el resto. Digamos que el “Banco A” presta a Rafael los 9.000$ y Rafael los deposita en el “Banco B”. El “Banco B” ahora retiene 900$ y presta 8.100$ a Luisa. Luisa deposita 8.100$ en el “Banco C” y su banco retiene 810$ y presta el resto. El dinero que realmente tiene cada banco es: 1000$ (Banco A), 900$ (Banco B), 810$ (Banco C). ¿Qué pasa si Luis, Rafael y Luisa van a sus bancos a sacar al mismo tiempo sus depósitos? El sistema sólo dispone realmente de 2.710$ en sus bóvedas, para responder a 27.100$ de dinero “creado” en la economía financiera. Porque a todas éstas, en la economía real, sólo se produjeron 10.000$ por la vía del dinero transado en el mercado laboral. Este fenómeno es mundial.
2) La remuneración de talento y experticia se ve afectada por la creciente oferta demográfica (muchas personas que absorber en el mercado laboral) y las prácticas nocivas de explotación humana y de recursos (dumping social y ecológico) de países especialmente en Asia; que reduce la demanda laboral en los países con legislaciones beneficiosas a los trabajadores. Para nadie es secreto que en el Asia todo puede ser más barato. Es la lógica del mercantilismo económico de principios del s.XIX(o el despotismo hidráulico) que oferta más barato para ganar cuotas de mercado, sin importar cómo vive la gente que trabaja o condicionando el acceso a determinados servicios o beneficios. Este fenómeno es de afección mundial y en nombre del mercado mundial se quiere tomar lo que conviene, para cifrar ganancias en el mundo “libre” pero ¿a qué costo? El costo es nuestra propia industria occidental. Entonces nos “obligan” a que los occidentales tengamos que ser mentes maestras para entrar en el mercado en una —imposible— profesionalización masiva o el peligro del “Neolumpen”. Me refiero a que el workingclass por ejemplo ya no sirve, no realmente. Está “subsidiado” en su “lifestyle” por el mercado financiero. Se convierten en Neolumpenen su extremo, los llamados NINJA —No Income, No Jobs orAssets— de la crisis de 2008.La solución es la diversificación industrial y ventajas competitivas de recursos y administración del poder sobre los recursos.
3) Las brechas de innovación entre regiones a nivel mundial y local. En un mundo marcado por la oferta de productos y servicios “diferenciados” la brecha en innovación es un problema real. La capacidad para ofertar al mercado nuevos productos que supongan “nuevas necesidades” —como la tecnología— determina tanto la absorción laboral, la gerencia de talentos y los niveles de deuda nacional. Así mismo el impacto de las economías locales en el mundo post-global. Ese “crédito” personal que explico en el punto uno, también ocurre a nivel de empresas y países. La I&D debe acelerarse en los países occidentales de segundo orden, en vías de desarrollo, o sus economías primariascolapsarán a medida de que se controlen los precios de los commodities y el crecimiento demográfico les descarte como mano de obra y no les imponga nuevas vacantes de talento.
4) La constante creación de “necesidades” agregadas —producto de la innovación—a la lógica de consumo, y sus efectos en los mercados financieros a través del “dinero deuda” (factor multiplicador) que explico en el punto 1. La creación de necesidades es el alma del capitalismo y de la humanidad: sociedad líquida y de consumo. Siempre que hablamos de evolución, hablamos de mejoras y sofisticaciones en nuestras tecnologías y formas de vida. Pero esto comporta el acceso a tales avances, y un valor de adquisición. Cuando la gente quiere pero no puede, se endeuda. Cuando se endeuda, se “crea” dinero y cuando se crea dinero y la gente compra a las empresas les va muy bien, por lo que sus acciones en bolsa suben, y más gente pone dinero en la rueda. ¿Me explico?
El “sistema” encuentra su balance en que todas las piezas sigan funcionando, haya confianza y se motive el ahorro lo suficiente como para que no haya Luis, Rafa y Luisa que quieran sacar su dinero al mismo tiempo. El que haya más gente que se endeude es vital, pero debe haber más gente que produzca nuevas necesidades, innove. Cuando un país está al margen de influir con generación de innovación (economía real) o de multiplicación de dinero (mercados financieros): es subdesarrollado
Ahora retomo el título. Quien diga que puede destruir todo este sistema desde la presidencia de algún país, es un estafador sediento de poder o un ignorante. En cualquier caso un peligro que tenga firma en nombre de un Estado. El sistema que describo gobierna el mundo entero. Hay países que crean leyes para minimizar el impacto de los desvíos, de la competencia desleal, el impacto ecológico, para corregir las desigualdades en oportunidades, o para promover su industria. Pero no hay forma de destruir un sistema que toca a absolutamente casi todos los 7.348.452.626 (y naciendo) de personas en el mundo. A menos que brinques a un sistema autárquico, y excluyas a tu país del sistema; con sus correspondientes consecuencias en atraso. No podemos dejar que la mentira de “lo nuevo” nos lleve por un precipicio.
Hay que tener mucho cuidado con que “lo nuevo” destruya la innovación que nos ancla en el sistema para posicionarnos positivamente y que trunquen las oportunidades del “Sueño Capitalista” (para mí el “Sueño Occidental”) de movilidad social en libertad y con mejores estándares de vida para la clase trabajadora. Todo esto es un trabajo para la clase política latinoamericana y occidental. Construir una gran capa media que garantice y legitime al propio capitalismo y a la democracia. ¿Estamos preparados para ello?