En estos momentos, cuando nos preparamos para recibir el Año Nuevo, deberíamos instalar en nuestras mentes y corazones, la mejor y más positivas de nuestras energías. Es verdad, la actual crisis política, económica y socialpor la que atraviesa el país, se hacecada día más difícil; pero hay que poner fe en las decisiones, que el pueblo manifiesta,desde que ha tomado conciencia de cambio. La lucha política,de la cotidianidad y del ciudadano común, sólo será exitosa, si somos capaces de administrar bien nuestras maneras de actuar y ser, con el objetivo único de reconciliarnos y unirnos como nación, con toda nuestra dimensión humana. Entendiendo, que para ello, se nos exige ser prudentes.
Por Víctor Vielma Molina
¡Ojalá!, podamos convertir al corazón vengativo que marcha a la defensiva,por el corazón persuasivo cargado de reconciliación y de convocatoria, que nos llame hacia la unicidad, hasta entender la necesidad de usar lainteligencia y la astucia que hace 700 años antes de Cristo, cantó Homero en La Odisea, ante las vicisitudes por las que atravesaba Ulises:“Dentro, su corazón rugía en voz baja como gruñe una perra al defender a su cachorros débiles e indefensos, encarándose para el ataque. Pero él se golpeó el pecho y refrenó su combativo corazón: ‹‹¡Ánimo, mi viejo corazón!Cosas peores, mucho peores, soportaste aquel día en que el Cíclope, el hombre-montaña, acabó con sus recios compañeros. Sin embargo, tu te mantuviste firme…Solo tu astucia te sacó de la cueva del monstruo que tú creías iba a ser tu muerte!››” Ciertamente, no podemos dejarnos enceguecer por la ira, la indignación o el revanchismo.Las actuaciones desenfrenadas, las frases temerarias y la imprudencia pudieran truncar el cambio, el bienestar social y la paz, que el pueblo pide a gritos.
¿Cómo podemos llegar a defender a los verdaderos factores que puedan proteger la integridad de toda la familia venezolana? ¿Acaso no es perdonándonos, auténticamente, los unos a los otros? La Natividad reitera las enseñanzas del Mesías reseñadas en La Biblia. Jesús dice, en Mateo 6:14-15: “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.”Jesucristo trata el perdón, como aporte trascendente, para bien de la humanidad. En Efesios 4:32, encontramos, la benevolencia de ese perdón: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”En efecto, solo la mente y el corazón, sustentados sobre las bases del perdón cristiano y la aplicabilidad de la prudencia de la real política, podrán conferirnos a la verdadera nación que deseamos, hasta llegar al efectivo ganar, ganar. Ese es el desiderátum universal, total, del ser humano y, los venezolanos, no somos la excepción.
Víctor Vielma Molina
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