El Sistema Marginal de Divisas (Simadi) fracasó en su intento por desaparecer el dólar paralelo y de proporcionar mayor oferta de divisas a sectores privados y a personas naturales de una forma más fluida.
Jessica Velásquez / Panorama
Al entrar en vigencia la tasa de Simadi se ubicó en 170 bolívares por dólar contra Bs. 188 en la que se encontraba el paralelo, hoy la historia es otra, la última cotización publicada por el Banco Central de Venezuela (BCV) es de Bs. 199,69, mientras que el paralelo se situó en Bs. 836,11, superándolo en 418%.
Asdrúbal Oliveros, economista y director de Ecoanalítica, señala que de acuerdo con un estudio hecho por esta firma, en el que no se incluye la venta de los privados, “desde que se creó hasta finales de noviembre” cuando hicieron el último cálculo “hablamos de cerca de $4.000.000 diarios que colocaba Pdvsa en ese sistema, si se compara con lo que fue Sicad II en el mismo período que vendía por día más de 30 millones (de dólares) es una caída muy fuerte”.
El balance que hace Oliveros es negativo. “No cumplió con los objetivos para los que fue creado, el Gobierno perdió la oportunidad de intentar a través de Simadi convertir un mecanismos de legalización de un mercado paralelo y de esta manera poder reducir la brecha entre la tasa paralela y la oficial que era el objetivo para el cual este sistema debió crearse, se convirtió en un esquema más de reparto de dólares, muy limitado sobre todo al ver la brecha entre ambos mercados”.
Para Oliveros, Simadi desde el principio arrancó con fallas. “No corresponde efectivamente a libre oferta y demanda, es decir, el tipo de cambio no es flexible, no se mueve en función de la oferta y la demanda, más al ver que se ha mantenido invariable alrededor de Bs. 200 por dólar, en segundo lugar ningún agente tenía incentivo a colocar divisas en este mercado sobre todo porque el tipo de cambio se iba quedando rezagado y el paralelo iba subiendo, además es engorroso operativamente hablando, hay que registrarse, el BCV tenía una injerencia directa en cómo se estructuraban las órdenes, no es expedito en la colocación de divisas”, enumera el experto sobre las fallas en este mecanismo.
En tanto, el economista José Grasso Vecchio, ve con mayor optimismo Simadi, opina que es un sistema concebido de manera adecuada. “Desde el punto de vista operativo y jurídico fue bien diseñado, pero requiere mayor oferta”.
Sobre cuánto se ha colocado en el sistema no existen datos oficiales, pues solo se conoce la tasa diaria en la que se cotiza a través del Banco Central. “La estadística no existe de cuánto es el volumen que se negocia diariamente, ni hay estadísticas de cuánto es la oferta”, comenta Grasso Vecchio.
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