El sistema de inyección sin aguja se creó hace más de diez años en Alemania y llegó finalmente a Estados Unidos después de que el ex jugador de grandes ligas, el dominicano Sammy Sosa, comprara esa patente a finales de 2012, reseña el diario Tal Cual
Una revolución médica que el propio Sosa dijo, en enero de 2013, que lo hacía movido por la oportunidad que percibía para evitar a la gente el trauma sicológico de una inyección: “Veo muchos usos para dentistas, pediatras, diabéticos, gente alrededor de todo el mundo”.
Pero para cuando hacía el anuncio, ya Sammy Sosa había vendido un primer embarque de inyectadoras en Venezuela, no en Estados Unidos. Los dispositivos llegaron al país a finales de 2012 tras la compra que hizo una empresa recolectora de basura del municipio San Francisco del estado Zulia.
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