“Si seguimos jugando así, va a estar difícil que nos puedan ganar”. Con esa frase selló Alex Cabrera su entrevista postjuego, cuando los Tiburones de La Guaira dominaron de principio a fin para imponerse sobre Caribes de Anzoátegui, con pizarra de 9 carreras por 1 en el estadio Universitario y así picar adelante en la serie al mejor de siete encuentros.
Los salados, exhibieron cada una de las herramientas que les permitió garantizar un cupo en enero desde mediados de noviembre, empezando con un Alexis Candelario que tomó la batuta de as de la rotación que dejó Junior Guerra y comandó el lauro con una joya de pitcheo.
“Todo arranca con lo que hizo Candelario”, comentó el manager Buddy Bailey. “Hizo un gran trabajo desde su primer pitcheo, hasta el último”.
Dicho envío final de Candelario llegó en el sexto acto y fue para forzar un rodado para doble play del bate de Gabriel Noriega que le puso la guinda al pastel de una actuación en la que permitió apenas un hit, otorgó un boleto y ponchó a seis rivales. De hecho, el quisqueyano no había tolerado imparables hasta ese sexto acto.
“El plan era mantenernos arriba de los bateadores y no permitir que sus peloteros de la parte alta del lineup se embasaran”, indicó Candelario, quien ahora acumula 12 innings en blanco ante la tribu en dos enfrentamientos.
Tras la salida del diestro, otros seis lanzadores escualos se combinaron para sellar la victoria ante un coso de Los Chaguaramos que vibró con el sonido de la samba desde el vamos.
“Estamos jugando la pelota unidos”, comentó Cabrera, quien terminó la jornada de 4-2 con cuatro empujadas, tres anotadas y su jonrón número 39 en postemporada. “Hicimos las pequeñas cosas durante todo el juego. Las veces que he encontrado corredores en posición anotadora, en lo único que pienso es en traerlos a la goma. Tenemos que jugar, ganar e ir a la final, la fanaticada de La Guaira se lo merece”.
José “Cafecito” Martínez, también fue protagonista, al ligar de 4-2, con cuadrangular, 2 anotadas y par de remolcadas.
El zurdo, Joe Testa, fue el lanzador derrotado.