El racionamiento de agua y la obligación de reducir el consumo eléctrico, medidas adoptadas por el gobierno, no solo han afectado el funcionamiento de los hogares, sino también han obligado a los propietarios de comercios a ingeniárselas para conseguir los materiales que requieren y garantizar la continuidad de los servicios que prestan. Así lo reseña el-nacional.com / María Fernanda Sojo
Las peluquerías es uno de los negocios que se ha visto en la necesidad de reducir jornadas laborales, comprar tanques para almacenar agua, adquirir botellones para poder lavarle el cabello a las clientas y hacer el arreglo de manos y pies, contaron propietarios y encargados de comercios del ramo en el centro y este de Caracas.
Los negocios ubicados en Chacao están entre los más afectados. “La luz no nos falla tanto, el agua sí. Nos ha tocado comprar los envases de cinco litros de agua porque nos da pena decirle a los clientes que no tenemos con qué lavarle el cabello para cortarlo, secarlo o aplicar tratamientos”, indicó Johana Manzanilla, peluquera de un comercio de la zona.
Fabiola Acosta, manicurista de un establecimiento vecino, coincidió con Manzanilla. Añadió que en la peluquería donde trabaja han tenido que pedirle a las clientas que acudan al negocio con el cabello limpio.
Emperatriz Chacón, usuaria que estaba en el lugar, recordó que en una ocasión les tocó pedir que les regalaran agua en un negocio cercano para que la terminaran de atender.
Más pérdidas. Una de las medidas que han empleado en el local es almacenar agua en envases de gran capacidad, pero hay clientes que no les gusta que los atiendan con esa agua, por lo que han perdido trabajo, contó Fabiola Acosta. “Es agua que está fría, hay gente que no quiere meter los pies allí, y se entiende, está dando mucha gripe y no hay medicinas para curarla. Si no quieren que las atendamos perdemos trabajo y dinero”, afirmó.
Una de las opciones que han tomado en las peluquerías es calentar el agua, almacenada en envases, con la ayuda del microondas. “Yo me arreglé las uñas de los pies en una peluquería en Palo Verde donde sacaban agua de un tobo y con ayuda de un envase más pequeño iban calentando”, dijo Blanca Cesín mientras la atendían en un comercio en La Urbina.
El quiropedista Roberth Hernández también ha perdido trabajo por la escasez de agua. Indicó que la máquina de hidroterapia con la que trabaja se llena con 20 litros de agua y alcanza para atender a un solo cliente. Si no cuenta con suficiente agua almacenada debe dejar de aceptar citas. “La máquina se llena con un botellón. Lo uso con un cliente y se desecha. Cuando se nos acaba no podemos seguir atendiendo. En un mes podemos perder hasta una semana de trabajo y en ese tiempo debemos seguir pagando nuestros gastos”, señaló.
Con pocos insumos
Además de las restricciones de agua y luz, que afectan el funcionamiento de las peluquerías, la escasez de los productos de higiene ha complicado la prestación de servicios. Encargados de peluquerías refirieron que con frecuencia les toca acudir a vendedores informales para comprar los insumos que requieren.
Indicaron que entre los productos que les faltan están, además del champú y el enjuague, los tintes, la cera para depilar, los esmaltes de uñas y hasta el algodón. “Yo tengo pinturas de uñas porque las traje de Colombia, aquí cuesta mucho conseguirlas. Además, han subido mucho de precio y eso hace que aumentemos las tarifas”, afirmó la manicurista Fabiola Acosta.