La decisión del capo mexicano Édgar Valdés Villarreal, alias la Barbie, de declararse culpable de traficar “cientos de toneladas de cocaína” hacia Estados Unidos amenaza con abrir un enorme capítulo judicial sobre sus contactos en Colombia y Venezuela. El hecho ocurrió el 6 de enero, reseñó El Tiempo.
Nacido en Estados Unidos, pero de ascendencia mexicana, la ‘Barbie’ ha sido uno de los jefes más sanguinarios de la mafia. Fue capturado en el 2010 en México y su extradición a Estados Unidos, el año pasado, es uno de los pocos antecedentes a favor de la solicitud de la justicia norteamericana para llevarse a Joaquín el ‘Chapo’ Guzmán.
Aunque la sentencia contra Valdés aún no se conoce, podría llegar a la cadena perpetua. Para reducirla, además de la declaración de culpabilidad por narcotráfico y lavado de dinero, el capo del temido cartel Beltrán-Leyva tiene para jugarse las cartas de sus contactos de más de dos décadas en el narcotráfico.
Al menos desde el 2004, según su expediente, entró en contacto con los narcos colombianos que, según la DEA, desde ese tiempo empezaron a surtirle la coca que sus redes distribuían en Memphis y Atlanta (Estados Unidos).
La ‘Barbie’ controlaba ya las rutas de la marihuana en Laredo, Tejas, y poco después empezó a surtir las ‘ollas’ de ciudades como Nueva Orleans.
“Valdés –dice la DEA– entró en contacto con Arturo Beltrán-Leyva, entonces socio del cartel de Sinaloa, y empezó a coordinar los embarques de cocaína que llegaban a México desde Colombia y otros países de Suramérica en lanchas rápidas y avionetas”. Sus contactos en la región, tanto los que le proveían la droga como los “oficiales de la ley locales que recibían sus sobornos” son objetivo de las autoridades de Estados Unidos.
La droga que llegaba de Colombia en lanchas rápidas a través del Pacífico o por el Atlántico, usando a Venezuela como plataforma, hacía escala en Centroamérica y, tras llegar a México, entraba a los Estados Unidos en tractomulas.
Se calcula que, dos veces por semana, introducía hasta 300 kilos de coca a los Estados Unidos usando rutas a lo largo de la frontera, las mismas por las que circulaban, de vuelta, millones de dólares en efectivo.
Tan solo en Atlanta tiene cargos por la distribución de más de 1,5 toneladas de coca en solo seis meses del 2005.