Aunque han pasado casi dos años el dolor sigue intacto. Rosa Orozco, la madre de Geraldine Moreno, recuerda y revive como si hubiese sido hace pocos instantes la muerte de su hija a manos de la Guardia Nacional.
Geraldine solo tenía 23 años cuando su vida fue segada por una serie de funcionarios de la GNB, entre ellos los sargentos segundo Franklin Armando García López y Paola Marlene Barroso Ortiz.
A esta joven le dispararon perdigones a la cara durante las protestas que se realizaban en Carabobo en 2014. Hoy todavía hay un juicio abierto contra parte de los responsables.
A García López se le imputó por la presunta comisión de los delitos de autor material en el homicidio calificado con alevosía y motivos fútiles, uso indebido de arma orgánica y quebrantamiento de pactos y convenios internacionales.
En cuanto a Barroso Ortiz se le imputó por la presunta comisión de los delitos de cómplice no necesario en homicidio calificado con alevosía y motivos fútiles, uso indebido de arma orgánica y quebrantamiento de pactos y convenios internacionales.
Una vez que fueron analizados los elementos de convicción presentados por la representación del Ministerio Público, el Tribunal 6º de Control del estado Carabobo, dictó medida privativa de libertad contra ambos militares.
Este viernes se lleva a cabo la audiencia número 18 de este caso y comparecerán una serie de testigos del hecho. Su madre lo recordó a través de las redes sociales:
.Mi amada hija Geraldin cumple 23 meses de ser asesinada por un GN. Ella está con Dios, yo seguiré luchando por Justicia y Libertad!
— Rosa Orozco (@orozcorosam) January 22, 2016
.#22E , 18AV Audiencia de Juicio caso asesinato de mi hija Geraldin,presentación testigos @PorHumanidad @betangut pic.twitter.com/gHp6NmlAOp
— Rosa Orozco (@orozcorosam) January 22, 2016
Hechos como la muerte de Geraldine y la suavidad con la que la justicia enfrenta la perversión de la GNB ante este crimen que enlutó a una familia y más allá de ello, a un país, sirven como reflexión ante las pretensiones del Gobierno nacional de darle más poder al poder militar.
¿Es necesario alimentar esa sed y ansiedad de la compra de armas para la FANB?, ¿Es preciso el gasto exacerbado que se destina al armamento militar? ¿Tendría cabida en Venezuela la aprobación de una resolución como la 8610, que contempla la actuación de la GNB y el uso de armas para repeler en manifestaciones, cuando hay antecedentes de esta naturaleza?
Estas son preguntas que debería responder no solo el ministro para la Defensa, Vladimir Padrino López, sino también la representación del Gobierno nacional, aunque se duda que lo que digan pueda traer calma y paz a la familia Moreno Orozco o reponer una ausencia tan dolorosa como la de Geraldine.