“Mi consejo a la oposición venezolana es que permanezca unida porque no van a faltar los intentos del régimen de Maduro de desestabilizarla”, así respondió el expresidente del Gobierno español José María Aznar a la pregunta sobre los grandes retos que enfrentan los opositores tras tomar las riendas de la Asamblea Nacional.
Aznar hizo una fuerte crítica a la agrupación política Podemos (un movimiento, a su juicio, de “claro corte chavista”) y comentó sobre la labor de la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), que él preside.
Para la entrevista prefirió dejar atrás la imagen tradicional de los políticos -chaqueta y corbata- y en su lugar usó jeans y un suéter porque al final, como dijo, haciendo una velada referencia a la actual situación que vive España, “ya hace mucho que no hago política activa y he preferido mantenerme al margen”.
-¿Cuál su opinión sobre el gran cambio que está teniendo lugar en Venezuela?
Me he manifestado absolutamente solidario con los expresidentes que han estado en Venezuela observando el proceso electoral y en favor de un cambio democrático en Venezuela. El éxito de las elecciones del 6 de diciembre ha sido innegable y los intentos de emborronar ese éxito, de hacerlo imposible, de no aceptar las consecuencias de éxito, también están siendo cada vez más evidentes. Por lo tanto vivimos la nueva situación de Venezuela con una gran esperanza porque se puede producir un gran cambio democrático que traiga la libertad y las prosperidades que tanto necesita el pueblo venezolano, pero también sabemos del riesgo de que se produzca el intento por anular esa victoria y de continuar dentro de lo que es una dictadura del siglo XXI, como es el régimen de Maduro
-¿Cree que ha comenzado un efecto dominó en Latinoamérica a partir de los resultados electorales en Argentina y Venezuela?
Sin dudas, creo que ha habido elementos importantes. Me ha preocupado mucho siempre la inacción con relación a Venezuela, con la dictadura venezolana. La inacción de algunos gobiernos latinoamericanos, la connivencia en algunos casos, la inacción de los organismos internacionales, me ha preocupado mucho porque eso genera una sensación de aislamiento, de soledad para los luchadores por la libertad y la democracia en Venezuela
Ahora mismo el impulso de la iniciativa democrática latinoamericana y de España (IDEA), junto con la presencia activa de expresidentes, la nueva actitud de la OEA, el triunfo de la oposición venezolana y la llegada del presidente Mauricio Macri a Argentina, evidentemente supone un nuevo escenario, que tiene una referencia muy importante en los resultados del 6 de diciembre. Lo que hace falta es que ese escenario continúe. Creo que hay que ser muy exigentes con los actuales gobiernos latinoamericanos, también con el de Norteamérica y los de Europa, no sólo para que ese escenario no se derrumbe sino porque tenemos la obligación de consolidar la democracia.
Hay una cosa muy clara, no pueden en ningún país convivir dos regímenes distintos. Por lo tanto no puede convivir el régimen de Maduro con el sistema democrático que está expresándose en la Asamblea Nacional. Por lo tanto la Asamblea Nacional tiene que tomar sus decisiones y yo espero que las tome y si el régimen de Maduro no las acepta, será su responsabilidad.
-¿Cómo es posible que en el hemisferio encuentren terreno fértil gobiernos populistas como el de Rafael Correa y Evo Morales, o el propio caso de Venezuela?
Por distintas causas, pero lo más importante en mi opinión, es que todos esos regímenes son de naturaleza autoritaria y dictatorial. Ya no se prohíben los partidos políticos, simplemente se neutralizan, ya no se prohíbe la celebración de elecciones, si no se organizan fraudes. Se tolera que existan los medios de comunicación, pero se les expropia, se les confisca, se les cambia de propiedad. Es lo que significa el ejercicio de la dictadura y el populismo en el siglo XXI. Eso puede tener en los países distintas causas, lo que hay es que detener su expansión, porque resulta evidentemente preocupante. Todos tienen en común que restringen las libertades y empobrecen a sus ciudadanos, es menos libertad y menos prosperidad.
-Quizás la llegada al poder de estos gobiernos por vías legales demuestre una imperfección del sistema democrático como lo conocemos…
Nadie debe aceptar a aquellos que quieren destruir el sistema. Los sistemas democráticos no tienen por qué aceptar a aquellos que los quieren destruir, la verdad es que hay que ponerles freno y denunciarlo de una manera muy clara. Está el caso del régimen de Maduro y sus relaciones en España. Ellos amparan a los terroristas de ETA; amparan a los elementos separatistas más radicales en Cataluña y reciben consejos de un grupo como Podemos, que es chavista-comunista, que además tiene financiación venezolana e iraní.
-¿Cuál debe ser el papel de España en un momento que EEUU no ha tenido una agenda muy definida hacia América Latina?
España siempre debe estar en la parte activa y no reactiva, siempre debe promover y en el caso de Venezuela tiene que ser una parte activa de lo que significa el próximo sistema democrático venezolano y actuar en consecuencia. Eventualmente debe mantener sus apuestas económicas en Latinoamérica. España debe mantener en Latinoamérica unas relaciones económicas, políticas y culturales de una intensidad muy grande. Yo lo procuré cuando era presidente del Gobierno y creo que con algún éxito. España tiene que dedicarle tiempo. Justamente la ausencia de una triangulación más intensa entre España, Latinoamérica y EEUU se ha notado estos años, cuando se ha producido un cierto vacío que han aprovechado precisamente elementos no democráticos.
-¿Qué consejo le daría a la oposición venezolana?
Primero, que permanezcan unidos, porque sobre ella caerán todos los intentos de división del régimen de Maduro. Segundo, que sepan que en esta ocasión, aunque en mi caso ellos saben que siempre he estado con ellos, están muy acompañados y que hay un cambio positivo de la comunidad internacional en este sentido. En tercer lugar, que necesitan un proyecto claro que incluya el restablecimiento de la democracia y la libertad de los presos políticos, la libre información, la reorganización de las fuerzas armadas, que tengan un proyecto de futuro para Venezuela y que no se dejen enredar.
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