El gobierno en ese sistemático huir de la realidad ha mirado un culpable en la acera de enfrente. Nunca ha buscado explicaciones en sus ejecutorias, éstas hubieran sido exitosas de no haber sido por el enemigo, un adversario abstracto, difícil de observar en su acción: el imperio ha sido el enemigo externo, el favorito, el siempre aludido aunque nadie ha visto a los “musiúes” en suelo patrio; la guerra económica que hace que desaparezcan los bienes de los comercios sin que los genios criollos del área hayan podido confrontarlos. Y, de esa manera, continua el desvarío gubernamental.
El gobierno huye y sigue huyendo a su errático desempeño. La crisis que vive el país no es culpa del destino ni de un castigo divino; lo que ocurre en Venezuela es una derivación de políticas que han conducido a este estado de indefensión en el que se encuentran los venezolanos. La diversidad en el sistema cambiario, el exceso de controles, la reiterada amenaza a la propiedad privada, a las escasas empresas productivas que aun resisten y la ausencia de políticas acertadas en política económica, son las causas de la debacle económica que sin piedad se hace presente.
El Ejecutivo Nacional está en la obligación de enfrentar la crisis sin huir. Coraje y valentía, algo extraviada desde el 6D en el gobierno, debe emerger entre ellos para reconocer que esta tragedia es una consecuencia directa de sus ejecutorias, que fracasaron y ahora deben reconducir al país con otras medidas que puedan ser acompañadas por la mayoría.
Insistir en el modelo socialista que ya mostró su inviabilidad, es someter a la población a una calamidad cuyas proporciones aún no se han cuantificado. En alguna parte lo escribí, y ya no es una simple alarma temprana, de que en Venezuela se proceda muy pronto a declarar una dramática crisis de diversos órdenes.
Sobre la crisis humanitaria el gobierno ha estado advertido, extremamente advertido. También será su responsabilidad.
@LeomoralesP