Gideon Robin, de cinco años, diagnosticado con leucemia, le escuchó a su enfermera favorita que algún día le gustaría casarse. El niño, en su inocencia, decidió hacerle realidad ese sueño.
Fabricó con sus propias manos un anillo de plástico y lo guardó en una caja. Quería darle la sorpresa a Sarah Richardson y sus padres estuvieron de acuerdo en este acto simbólico de agradecimiento.
Al encontrarse con la enfermera en un pasillo del Hospital Infantil Rady, de San Diego (California), se arrodilló ante ella, sacó el anillo y le propuso matrimonio.
El cuerpo médico y los curiosos celebraron el acontecimiento con baile y aplausos.
Sarah, por supuesto, le dijo que “sí” al pequeño Gideon, al que ahora llama “mi marido del hospital”.
