Fidel Castro lo dijo claramente: socialismo es comunismo. El fallecido comandante Chávez, por el contrario, se pasó años negando su condición de marxista justamente porque sabía que la palabrita causa pánico. Todo el mundo sabe muy bien el tipo de sociedad ruinosa y triste que va pegada a ese tipo de dictaduras de izquierda. El fallecido comandante hablaba de Socialismo del Siglo XXI para mentir, como lo hicieron siempre, sobre el fin último de los militares criollos y los Castro aliados para atrapar a los venezolanos en las cuatro paredes de la miseria comunista. Y lo lograron.
Venezuela, en 17 años, fue convertida en el cartón del mundo. El chavismo, siempre manipulando y mintiendo, trabajó duro, sin recesos, en la destrucción del país. Y, en medio de la quiebra, no ha parado. Sigue como si nada. Les meten una pela electoral como señal definitiva de que los venezolanos ya se cansaron de tanto militarismo incapaz y, simplemente, se hacen los locos y siguen adelante con el taladro rompe país. Venezuela, con 17 años en manos de los chavistas, es ahora mismo una vergüenza mundial. Ahí están los números. Y más allá de los números la realidad.
La vida de los venezolanos fue convertida por el chavismo en una historia de miseria y carencias que, en medio de las riquezas del país, la hace más absurda. Más de 300.000 millones de dólares se robaron, según declaran otros próceres del chavismo ahora en la acera del frente. Hay narcotráfico parejo, fronteras cerradas como cárceles, contrabando, mercado negro, dólar paralelo, bachaqueros, pranes que mandan más que la autoridad, sicariato hasta para cobrar deudas, atracos en vías públicas y a pleno sol. Una lindura de país.
Y sigue la obra chavista. La gente se orina en cualquier parte y algunos, como se ve en Caracas, van más allá en plena calle. La policía es parte de las bandas de malandros más peligrosas. Los agentes policiales, también en ejercicio de su cuota de revolución, miran para otro lado cuando hay algún problema. Los delincuentes decretan estados de excepción, cierran negocios y mandan a la gente a que se encierren en sus casas como hacían los malos en las películas de vaqueros. Eso hicieron lo choros en Maracay hace poco. No hay vehículos, no hay repuestos, no hay comida, no hay medicamentos, no hay dólares, no hay sino bolívares de monopolio sin ningún valor más allá de las fronteras. No hay ni papel tualet. Los enfermos más graves mueren por falta de las medicinas adecuadas. Hay gente tomando ajo en ayunas para solventar la tensión sanguínea alta. Un país que retrocedió 100 años en apenas 17 años de mandato comunista.
Los más jóvenes huyeron y siguen huyendo. Algunos a estudiar y a buscar mejores oportunidades. Otros a lavar platos en Panamá. Lo importante es abandonar el país. La inflación que el gobierno esconde o maquilla, está destruyendo el ingreso y los ahorros de los súbditos del chavismo. Y no hacen nada. Agreden e insultan a los empresarios. Mientras más capaz y exitoso, mejor para el ataque de los que todavía hacen las veces de un proceso comunista que se desvanece en medio del más ruidoso fracaso. Es el estilo de vida impuesto al pueblo por un gobierno que nunca supo gobernar.
Y lo peor, es que todavía falta lo peor.
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