El pasado domingo 7 de febrero, el presidente de Petróleos de Venezuela y Ministro de Petróleo y Minas, Eulogio del Pino, salió con las manos vacías de la reunión con el Ministro de Petróleo y Recursos Minerales saudí, Ali al-Naimi. El objetivo del ministro venezolano de sensibilizar al reino de Arabia Saudita, para buscar una solución a la caída del precio del barril de petróleo, quedó resumida según la agencia de noticias iraní como un “encuentro exitoso” que se desarrollo en un “ambiente positivo”.
Del Pino y el gobierno de Maduro aran en el mar. Porque Ali al-Naimi ha sostenido desde finales del 2014 que los recortes de producción son ineficaces ante el incremento en los últimos cuatro años de la producción de petróleo estadounidense, resultante de las arenas de lutitas -shale oil. Una situación que llevó al reino saudita a abrir los grifos a niveles casi récord de producción, para defender su cuota en el mercado petrolero. Además, el rol regulador de la producción OPEP, que había desempeñado hasta ese momento, quedaba en el pasado.
Sin embargo, el gobierno de Maduro busca desesperadamente que los países de la OPEP y no OPEP lleguen a un consenso para lograr la estabilidad en el mercado mundial de petróleo. Y, así, evitar el gran apagón de la economía venezolana.
Los precios del crudo han caído al formarse una tormenta perfecta en el mercado petrolero por la sobreproducción, la oferta excesiva, la menor demanda, y la desaceleración de la economía mundial, en particular China.
En Enero, la OPEP aumentó su producción total de petróleo en 131.000 barriles por día (bpd) para un total de 32,3 millones bpd, según los datos emitidos por el cartel. Y, de acuerdo al Ministerio de Petróleo y Minería, la cotización promedio de la cesta venezolana cerró en $25,27 por barril. Una caída del 37% con respecto al año pasado (y-o-y).
A este nivel de precio los ingresos brutos de PDVSA ascendieron a $594 millones en los primeros cuarenta dos días del año. Mientras que en el mismo período del 2015 sumaron $2.323 millones. Un desplome que arrasa con la viabilidad económica del país y de PDVSA.
En el caso de la estatal petrolera venezolana, la reducción de ingresos ha limitado las inversiones en los yacimientos de petróleo mediano-liviano y en las importaciones de naftas para mejorar la calidad del petróleo extra-pesado. Lo que ha afectado el precio de la cesta venezolana con respecto al crudo WTI.
Asimismo, PDVSA sólo ha vendido al Banco Central de Venezuela (BCV) $206 millones en enero y febrero de este año, restringiendo las reservas internacionales líquidas del país.
En cuanto al país, la liquidación de las importaciones cayó 71% con respecto al 2015. El BCV ha cancelado en enero, solamente, $903 millones para el pago de divisas por la importación de bienes. Y, en febrero, el BCV todavía no ha cancelado dólares a los importadores. Por lo que se agudizará la escasez de alimentos y medicinas durante las próximas semanas.
Además, el BCV en los próximos días enfrentará el primer pago significativo de deuda, el vencimiento del bono soberano 2016 (VEN2016) por $1.500 millones.
Al cierre de este articulo el precio del WTI se ubica en $26,79 el barril en los mercados asiáticos, lo que coloca la cesta venezolana en $21,43.
Si la estrategia de Arabia Saudita de defender su porción en el mercado petrolero se mantiene, el gobierno de Maduro tendrá un blackout económico.
Director Ejecutivo de Inter American Trends @iatrends