En Venezuela se vive un fenómeno entre la delincuencia organizada: El hampa está ‘mutando’ y migrando de las grandes ciudades como Caracas, Valencia, Barquisimeto y Maracaibo a otras menos pobladas; dos de ellas son Barcelona y Maturín, cuya densidad poblacional apenas roza los 600 mil habitantes.
Los criminales buscan “enconcharse” e instalar su centro de operaciones a las afueras de las capitales grandes, para luego cometer los delitos en las urbes y regresarse a sus guaridas.
El Consejo Internacional para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, una ONG de México, ubicó a ocho ciudades venezolanas entre las cincuenta más peligrosas del mundo. El estudio que se rige por una tasa en la que se mide la densidad poblacional por la de homicidios, está liderado por Caracas.
A la capital venezolana le sigue Maturín en el quinto lugar, Valencia en el séptimo, Guayana en el puesto 11, Barquisimeto ocupa el 20, Cumaná le sigue en el escalafón 24, Barcelona en el 34, y finalmente, Maracaibo en el puesto 49.
En el caso especifico de Monagas, el estado registró 600 muertes violentas en el 2015, la mayoría de ellas ocurrieron en su capital, Maturín.
El informe de la ONG explica que 86 personas son asesinadas por cada 100 mil habitantes en Maturín, en cambio, en Maracaibo, matan a 25 venezolanos por cada 100 mil.