La incertidumbre se acentuó con los recientes anuncios económicos de Maduro. La gente desconfiaba con razón, nadie esperaba una buena noticia porque de su ineptitud es imposible esperar algo que valga la pena.
Maduro decretó la muerte de un dólar que hacía tiempo estaba enterrado. Pues el dólar de 6,30 Bs, que él prometió para toda la vida, desapareció hace mucho tiempo para el pueblo. Solo las mafias cínico-militares tienen acceso al mismo para seguir robando. Esa será la suerte del nuevo dólar a 10 Bs.
La gasolina de 91 será otro engaño, una ilusión porque en muy corto tiempo desaparecerá, igual que todos los productos regulados. Es una vulgar treta para imponer en la práctica el aumento a 6 Bs el litro, un aumento de 6.000 % sin compensación para contener los brutales efectos inflacionarios que producirá sobre los sectores más vulnerables de la población.
La unificación del dólar Simadi, que tampoco aparece desde hace mucho, arrastra una devaluación inicial cercana al 60% que se va a incrementar notablemente si ejecutan el sistema “flotante” ofrecido por Maduro. Simplemente porque una economía cuyo déficit del PIB va a caer en más de -10%, es una economía paralizada, incapaz de producir las divisas suficientes para ingresarlas a ese sistema y mantener el ilusorio precio de 200 Bs. De todos modos, igual con o sin sistema “flotante”, el paralelo seguirá empinado hacia las nubes porque continuará el perverso sistema de control de cambios.
Los anuncios de Maduro no detendrán la astronómica inflación ni el crecimiento de la megaescasez. Sin clemencia alguna, Maduro la emprendió contra el pueblo venezolano a garrotazo limpio con su paquetazo rojo.
PD: Hay quienes se frotan las manos con un aparente mejoramiento de las cuentas de PDVSA con esta devaluación aspirando que suban el precio de los Bonos que pagan intereses cuatro o cinco veces más que el mercado… Esta es una historia que hay que contar en algún momento.