El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, aseguró hoy que el municipio de Iguala “no puede quedar marcado” por la desaparición de los 43 jóvenes de Ayotzinapa y destacó los esfuerzos institucionales para “procurar justicia” en este caso.
EFE
En la celebración del 195 aniversario del Día de la Bandera en Iguala, en el sureño estado de Guerrero, Peña Nieto indicó que este es “un municipio emblemático” en la historia del país y “no puede quedar marcado por estos trágicos acontecimientos”.
“Su gente merece ser conocida por su fortalezas por su calidez y su firme carácter de alcanzar logros en favor de su comunidad”, dijo al aludir a la desaparición en Iguala el 26 de septiembre de 2014 de 43 estudiantes a manos de policías corruptos y miembros del crimen organizado.
“Durante un año y cinco meses, el Estado mexicano ha desplegado un amplio esfuerzo institucional para procurar justicia a partir de una investigación profunda, transparente y abierta, contando incluso con la colaboración de diversas instancias internacionales”, apuntó.
El mandatario destacó que esa tragedia evidenció “la necesidad de seguir avanzando” por “el camino de la ley y las instituciones” y aseguró estar “trabajando con el Gobierno de Guerrero para crear condiciones de seguridad y desarrollo para su población”.
El objetivo de su Gobierno, apuntó, es crear las “condiciones para asegurar un piso básico de bienestar a toda la sociedad mexicana que garantice oportunidades de desarrollo para todos”.
“Todos tenemos algo que aportar, tenemos una responsabilidad que desempeñar (…) para seguir construyendo una mejor nación”, afirmó Peña Nieto.
El 26 de septiembre de 2014, 43 jóvenes de la escuela para maestros de Ayotzinapa fueron detenidos por policías corruptos y entregados a miembros del cártel de Guerreros Unidos, quienes los asesinaron y quemaron en un basurero del vecino municipio de Cocula, según la versión oficial.
No obstante, esta hipótesis fue rebatida tanto por expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) como por peritos argentinos que analizaron el caso y señalaron la imposibilidad de que se produjera la quema de los cuerpos en las circunstancias descritas por el Gobierno.
En esta fatídica noche también murieron seis personas y 25 resultaron heridas por el fuego abierto por policías de Iguala y Cocula.