La tasa de inflación cayó a cero en enero en Japón, tras dos meses de moderada alza, lejos del objetivo del 2% anual del banco central, anunció este viernes el ministerio de Asuntos Interiores.
AFP
Los precios al consumo, exceptuando los productos perecederos, se estancaron el pasado mes respecto al mismo período del año anterior, bajo el efecto de la caída de los precios del petróleo y de una recuperación átona en la tercera economía mundial.
Sin contar la alimentación y la energía, los precios al consumo progresaron un 0,7%. Esto demuestra que el oro negro lastra la tasa de inflación global.
El Banco de Japón (BoJ) no logra relanzar la inflación, a pesar de los esfuerzos puestos en marcha desde hace tres años en el marco de la estrategia de impulso (“Abenomics”) lanzada a finales de 2012 por el primer ministro japonés, Shinzo Abe.
Como muestra de su determinación, el BoJ sorprendió a finales de enero adoptando unas tasas de interés negativas, una medida que pretende incitar a los bancos a invertir en la economía real, en lugar de retener el dinero en depósitos inactivos.
Esta iniciativa no logra la aceptación unánime de los expertos, ya que muchos consideran que podría “hacer más mal que bien” a la economía, según los términos de Capital Economics.
“El problema con la economía japonesa actualmente, desde el punto de vista de las instituciones financieras, es que estas tienen el dinero, pero no existe una demanda”, indicó en una reciente nota Mizuho Securities.
Las empresas y consumidores son, de hecho, reticentes a pedir un préstamo en un archipiélago que se enfrenta a una coyuntura exterior difícil, con la desaceleración en China y en los países emergentes, y marcado por años de deflación.