Ahora bien, esta historia arranca cuando en tiempos del difunto más o menos, como para el 2009, se le cancela (de manera abrupta), el contrato de concesión que tenia la empresa minera canadiense Gold Reserve, para la explotación del oro en el país. Empresa que se mantuvo durante más de 19 años operando aquí. Esta decisión generó una demanda al estado venezolano, la cual ganó la mencionada empresa y obliga al Gobierno Nacional a pagar una indemnización de más de 750 millones de dólares. La noticia es que el Gobierno de manera brillante y en su mejor estilo, dentro de su desesperación por obtener liquidez en divisas, dado el desplome de los precios del crudo, firma un acuerdo de entendimiento con la Minera “in comento”.
El acuerdo de inversión alcanza la suma de los 5.000 millones de dólares, e involucra la creación de una empresa mixta, la cual dicho sea de paso, estará exonerada del pago de algunos impuestos, ya que está ubicada en una zona especial del estado Bolívar. Eso sí, la mayoría de las acciones de esta empresa, estarán en manos del Gobierno Nacional, o sea, somos accionistas mayoritarios, todo de conformidad con un Decreto Presidencial que desconocemos, pero que muy pronto se publicará. Igualmente, este Acuerdo establece que la empresa no solo operará en la Mina “Las Brisas”, donde tradicionalmente hacia sus perforaciones, sino además en la Mina “Las Cristinas” donde hay reservas de oro que suman los 55 millones de onzas del mineral y 4.2 billones de libras de cobre. Este oro extraído puede ser vendido no solo al Banco Central de Venezuela, sino también en otros mercados, recordando que esta negociación se realiza poco después que el Gobierno crea nuestra flamante: “Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas” la cual se encargará igualmente de manejar todo lo relacionado a las actividades lícitas de servicios petroleros, de gas, y explotación minera en el país.
Así es como Gold Reserve felizmente se olvida de la demanda a través de la firma de este acuerdo amigable, en resumen y para hacerlo corto, el Gobierno negocia a través de un acuerdo por 5000 millones de dólares, a la vez incluye resolver un arbitraje ante el Banco Mundial, un préstamo para el país y recursos para inversiones en proyectos de explotación de oro. A decir de Nicolás: “La resolución de un conflicto que ha tenido un final feliz. Ahora somos socios”.
Es sorprendente e impresionante la contradicción con el discurso gubernamental absolutamente socialista, así que resulta muy difícil comprender con facilidad tanta felicidad producto de esta negociación, porque a decir del gobierno, no quieren importaciones, hablan de estimulo a la producción nacional en el discurso, pero sin embargo, se dan a la firma de un acuerdo absolutamente pernicioso para la soberanía del país todo lo cual resulta insólito e inexplicable, sobre todo porque se trata de un acuerdo en el que Venezuela entrega una de las minas de oro más importantes y grandes del continente, exonerando a la empresa extranjera de impuestos y con más oportunidades para hacerse de nuestra riqueza, porque puede explotar mas territorio al sur de nuestro país.
Por favor, estamos hablando del oro, un recurso natural que nos proporciona riqueza, una riqueza que nos pertenece a todos los venezolanos y que de pronto nos podría sacar de la crisis económica en la que nos encontramos sumidos! Sin embargo, todo esto ocurrió, sin mayores explicaciones al pueblo, un pueblo que muere de mengua en los hospitales por falta de insumos médicos, el que se desgasta haciendo cola y que debe hacer grandes sacrificios para poder alimentarse y a su familia, al que matan todos los días en las calles de nuestras ciudades producto de la inseguridad. Tenemos derechos como ciudadanos, queremos explicaciones ¿Cuál es la tasa de explotación? Queremos ver montos! ¿Cuál es la ganancia? ¿Entendemos realmente la dimensión de lo que estamos sacrificando? ¿Nos estamos vendiendo por un puñado de dólares? ¿Merece la pena? Estamos como el dicho: oro parece, plata no es……