A juicio de expertos, los recientes reveses electorales del oficialismo en Venezuela, Argentina y Bolivia, y los cuestionamientos que enfrentan los gobiernos de Brasil y Ecuador evidenciarían un cambio de tendencia y un creciente descontento en la región.
Por Fernando Fuentes | La Tercera (Chile)
“Perdimos la batalla, pero no la guerra”. Aún sorprendido por los resultados, Evo Morales intentaba el miércoles explicar así la derrota del “Sí” en el referendo del domingo pasado, veredicto popular que en la práctica se traduce en la imposibilidad para el Presidente boliviano de postularse nuevamente al cargo en las elecciones de 2019, para el período 2020-2025.
La fatiga tras 10 años de gobierno parecen haberle pasado la cuenta a Evo Morales, al igual que varios escándalos de corrupción surgidos en meses recientes. Evidentemente, “su estrella ya no está en el mismo punto de antes”, escribió Ricardo Avila, director de periódico colombiano Portafolio. Un declive, que en su opinión, “tiene similitudes con el observado en aquellos países de la región en donde el populismo de izquierda parecía imbatible”.
¿Cambio de ciclo o agotamiento del modelo?, se pregunta Carlos Malamud, investigador de América Latina en el Real Instituto Elcano de Madrid, en una columna publicada en el portal Infolatam. Malamud señala que las victorias opositoras en Argentina y Venezuela “han disparado las especulaciones de un cambio de ciclo en la región”. Y agrega que “también se insiste en la idea del fin del populismo”.
Es lo que piensa Riordan Roett, director de Estudios Latinoamericanos en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins. A su juicio, “la elección de Mauricio Macri en Argentina, los resultados del referendo en Bolivia, el colapso del gobierno de Dilma Rousseff en Brasil, la victoria de la oposición (en las elecciones legislativas) en Venezuela y la probable elección de un candidato de derecha en Perú a mediados de este año, confirman el cambio de la tendencia, lejos de los candidatos de izquierda-populista de una década”, según dijo a La Tercera.
¿Pero qué factores explicarían este supuesto cambio de tendencia? Javier Corrales, cientista político del Amherst College, en Massachusetts, reconoce que “hay muchas explicaciones posibles y es difícil privilegiar una”. Pese a ello, detalla que se debería a una mezcla de factores internos y externos. Entre los primeros cita los de orden coyuntural (“mucho tiempo en el poder”); los intrínsecos al populismo (“muchos errores acumulados, como el mal manejo de la macroeconomía (salvo en Bolivia)”, y los intrínsecos al estatismo (“muy poco rendimiento de cuentas por parte del Estado, con lo cual ha florecido la corrupción, el sectarismo, el nepotismo y el amiguísimo”). En tanto, entre los factores externos menciona el “fin del auge de precios de las materias primas”, destacando en ese sentido el rol de China.
Respecto a este último punto, Michael Shifter, presidente del centro de estudios Diálogo Interamericano, explica a La Tercera el impacto del ciclo económico sobre la política de América Latina. “La ola de líderes de izquierda en la región más o menos coincidió con un período de crecimiento económico y altos precios de las materias primas. Con una desaceleración económica en la mayoría de los países, esos líderes ya no tienen el espacio fiscal que tenían y están luchando para satisfacer las mayores demandas y expectativas de las nuevas clases medias que se expandieron durante los buenos tiempos. El descontento y la frustración están en aumento y los líderes de izquierda están pagando el precio en las urnas”, resume.
Según Malamud, el impacto del ciclo económico sobre la política comenzó a notarse a fines de 2014 en unas elecciones brasileñas definidas por escaso margen, en los que Rousseff se impuso con una ventaja de sólo 3,28% sobre el candidato opositor Aécio Neves. Y hoy, apunta Avila, Brasil “está inmerso en una debacle en la que se mezclan las acusaciones de corrupción, la incertidumbre política y la falta de dinámica del sector productivo”.
En el caso de Venezuela, el investigador del Real Instituto Elcano sostiene que “tras la muerte de Hugo Chávez el liderazgo bolivariano comenzó a eclipsarse y posteriormente la incompetencia de Nicolás Maduro y los bajos precios del petróleo clavaron la puntilla al proyecto cubano venezolano”. “El acercamiento entre La Habana y Washington aportó lo suyo”, agrega.
En Ecuador, “el parte es preocupante”, afirma Avila. “Con el fin de mantenerse en el cargo, el Presidente Rafael Correa busca recursos en forma desesperada, incrementando la dependencia que tiene con China. Aun así, las cuentas siguen sin dar y menos ahora que el barril de crudo está cerca de los US$ 30”, escribe. Malamud recuerda que Correa decidió no presentarse a las presidenciales de 2017, si bien se garantizó la posibilidad de la reelección indefinida.
En opinión de Roett, “hoy el electorado está buscando cada vez más nuevos tipos de líderes, gente que preserve los logros de la última década (Perú y Bolivia) o que reformule la definición de la estrategia de desarrollo nacional (Venezuela, Argentina y Brasil). Los ‘viejos’ líderes son considerados como fuera de sintonía con las demandas sociales de hoy”. “Bolivia es una excepción, pero los resultados del referendo muestran que incluso con una buena gestión y razonables políticas sociales, los votantes quieren el cambio, una rotación en el poder. Los votantes en Argentina, Brasil y Venezuela están cansados de eslóganes. Ellos quieren que los gobiernos controlen la inflación, mantengan los precios estables, y enfrenten la corrupción flagrante. Este es de hecho un ‘momento crítico’ en el clima político de la región”, advierte.
Pero aunque reconoce que el descontento y la frustración con los líderes de izquierda están en aumento, Shifter aclara que “esto no significa que los latinoamericanos estén cambiando ideológicamente y ahora se están inclinando a la derecha y no a la izquierda”. “Sólo significa que son pragmáticos y quieren mejores servicios públicos y soluciones a los problemas, por lo que si los gobiernos de cualquier tendencia no se los entregan, corren el riesgo de perder el apoyo”, destaca.
En ese sentido, Michael Reid, editor durante años de la sección Americas de The Economist, resumió así, según el diario El País, los cambios políticos que asoman en la región: “No es que los votantes se hubiesen puesto antes tanto a la izquierda y ahora a la derecha. Lo que está pasando, especialmente en Sudamérica, es algo muy sencillo: la alternancia en el poder propio de una democracia”. Una opinión que Shifter comparte: “Un deseo por la alternancia en el poder es, después de todo, una característica de los sistemas democráticos, incluso aquellos que pueden tener tendencias autoritarias”.