La demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump avanzaron hacia la nominación de sus partidos para las presidenciales de noviembre en Estados Unidos, al dominar a sus rivales en las cruciales primarias del “supermartes”.
“Ha sido una noche fantástica”, dijo el millonario de 69 años en Palm Beach, Florida, presentándose como el único capaz de unificar el partido Republicano y prometiendo una victoria en ese sureño estado en las primarias del 15 de marzo.
Georgia, Massachusetts, Tennessee, Alabama, Virginia, Arkansas, Vermont: con tal impresionante serie de victorias, el belicoso millonario que propone levantar un muro entre Estados Unidos y México sigue su marcha triunfal, para temor del establishment republicano, que estima que el partido podría encaminarse a su aniquilación en las presidenciales de noviembre ante la maquinaria Clinton.
La derrota de Marco Rubio en Virginia, donde alimentaba reales esperanzas, cayó como un balde de agua fría para el joven senador de origen cubano y su estrategia de aglutinar todas las fuerzas anti-Trump.
Pero su victoria en Minnesota, la primera desde el inicio de las primarias hace un mes, le dio una bocanada de aire al senador, que ahora deberá apostar a su estado de Florida, donde el ganador se quedará con todos los 99 delegados.
– “Discurso bajo” –
Clinton de 68 años, no dejó dudas de su avance para convertirse en la candidata demócrata a la Casa Blanca, una aspiración destrozada hace ocho años por el senador Barack Obama.
Como era esperado, la exsecretaria de Estado logró victorias en los estados sureños, donde el voto de las minorías le son favorables: Georgia, Arkansas, Virginia, Alabama, Tennessee y Texas.
Ante sus seguidores en Miami, una exultante Clinton, que también ganó en Massachusetts (noreste) y el archipiélago estadounidense de Samoa, felicitó a Sanders por su “fuerte campaña” y de inmediato enfiló contra los republicanos, con la elección general del 8 de noviembre en la mira.
“El discurso que escuchamos del otro lado nunca ha sido tan bajo”, señaló la exsecretaria de Estado, aludiendo al planteamiento de Trump sobre los mexicanos o los musulmanes, una estrategia que busca “dividir a Estados Unidos”.
Según un sondeo publicado este martes por CNN, los demócratas no tendrían problemas para retener la Casa Blanca en un eventual duelo con Trump, con un margen ligeramente más cómodo para Sanders (55% contra 43%) que para Clinton (52% frente 44%).
El codiciado “supermartes”, que solamente terminará en las primeras horas del miércoles, cuando cierre el último puesto de votación en Alaska, es crucial en la carrera a la Casa Blanca, especialmente para los republicanos, que eligieron en la jornada casi la mitad del número de delegados necesario para ganar la disputa interna.
El único rival de Clinton, el senador Bernie Sanders, se impuso en su pequeño estado de Vermont (noreste), así como en Colorado, Oklahoma y Minnesota.
El senador de 74 años, un favorito entre los jóvenes demócratas, intentó poner buena cara, recordando que la carrera es larga: “Quedan 35 estados por votar”, lanzó a sus seguidores.
El senador ultraconservador Ted Cruz salvó la piel y su campaña en el bando republicano, arrebatando su estado de Texas y los vecinos Oklahoma y Colorado.
– Clima “perturbador” –
En un mensaje velado a Rubio, Cruz, que acumula cuatro victorias en las primarias, llamó a los demás aspirantes republicanos a abandonar la carrera y unirse a su campaña para derrotar a Trump.
Pero el senador por Florida mantuvo su determinación de no claudicar, subrayando las tensiones y crisis de identidad por las que atraviesa el partido Republicano.
La incendiara retórica de Trump – acusó a México de enviar “violadores” a través de la frontera, se burló de mujeres y discapacitados, propuso prohibir la entrada de los musulmanes al país y abogó por el uso de la tortura – no ha detenido su avance entre un electorado republicano furioso con Obama y la clase política estadounidense.
Sin embargo algunos conservadores expresan públicamente que no votarán por el magnate en las elecciones presidenciales.
En el banco republicano la campaña se transformó en un festival bizarro de insultos, golpes bajos y discursos que incluyen menciones a calzoncillos sucios, a la transpiración y alusiones a la confiabilidad de hombres con manos pequeñas.
Uno de los más respetados dirigentes republicanos, el senador John McCain (que compitió con Obama en 2008), dijo este martes que era “perturbador” el nivel al que había caído la campaña de su partido.
“Normalmente, voto con los demócratas, pero Trump me asusta. Aún no sé como votaré”, dijo a la AFP una electora en Virginia, señalando su intención de presentarse a votar contra el magnate en la interna republicana.
AFP