Compradores en la Feria Socialista del Pescado, organizada por la Alcaldía de Caroní este sábado, que buscaron mejores precios ante la inflación y altos costos, quedaron con un mal sabor de boca ante la falta de variedad prometida y precios elevados.
Raúl Vejar / Correo del Caroní
“Exageradamente caros los pescados, no es justo. Si estamos en una región donde el Orinoco está ahí mismo, no es justo que estén esos precios. Y la variedad que dijeron, tampoco está”, manifiesta una señora de la tercera edad, que no quiso revelar su identidad.
¿Cuál variedad?
El cerro El Gallo, San Félix, se llenó de compradores, entusiasmados por conseguir variedad y buenos precios.
Con los precios altos del pollo y la carne, que son casi imposibles de cubrir ante el nuevo ajuste salarial, la compra de pescado pasa a ser de una simple tradición de Semana Santa, a una necesidad para el ciudadano, que en su búsqueda de alimentos intenta sustituir una proteína por otra.
La feria se llevó a cabo desde las 8:00 de la mañana. Ciudadanos esperaron desde las 6:00 y, como ya es costumbre en la venta regulada en precios organizada por organismos del Estado, la cola se formó en pleno sol, donde desde el más joven al más anciano esperaba su turno para disponer de la variedad prometida.
Para sorpresa de muchos, se formaron dos colas. La segunda no tenía nada que ver con los de la tercera edad, o algún tipo de cola especial, pero sí con la venta de un combo: dos litros de leche, dos litros de jugo de naranja y una bebida achocolatada de un litro, todo por el precio de 900 bolívares.
Keily González tiene su puesto pillado en la cola para el pescado, y al mismo tiempo hace la cola para el combo. Está embarazada, y tiene más de dos horas esperando bajo el sol.
“No hay variedad”, admite, resignada. González esperaba otra cosa en el desenvolvimiento de la feria.
Efectivamente, bajo las promesas de alta variedad de pescado, entre los que figuraron, según un comunicado de prensa de Alsobocaroní, atún, bonita, carite, cazón, cataco, catalana y coro coro, las expectativas eran altas. Los resultados, por otro lado, fueron otros.
Compradores, en los que se incluyen González y una amiga que la acompaña, se exaltan por solo notar la presencia de las sardinas, el cataco y la pepitona a la venta.
Florencio Lira, comprador que espera desde hace horas, admite que “esperaba algo mejor, con más organización”. Manifiesta que su necesidad de estar en la cola surge de que por fuera el pescado incluso puede estar hasta más caro que el pollo y la carne. También se queja de la poca variedad a pesar de las promesas.
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