El gobierno y la oposición en un país democrático deben trabajar de la forma más coordinada posible y cuando existen diferencias profundas en cuanto al modelo de desarrollo que debe regir en un país, cada sector puede utilizar las instituciones a su disposición para defender lo que creen correcto, tratando siempre de llegar a consensos mínimos para poder avanzar en las decisiones más apremiantes.
En Venezuela, el gobierno que tenemos no se apega a estos parámetros porque no es un gobierno democrático, Maduro y los enchufados entienden el poder como una forma de imponer su pensamiento y su visión del país al resto de los venezolanos, castigando con cárcel, persecución e incluso la muerte a quienes se manifiestan frontalmente en contra del sistema socialista. La necesidad de mantener una apariencia democrática los obligó a realizar las elecciones parlamentarias y a reconocer los resultados con una ventaja muy amplia de la MUD para maquillarlos.
Antes de instalarse la Asamblea Nacional, el gobierno comenzó el proceso para desarticular en la práctica los poderes del nuevo parlamento, eligiendo nuevos magistrados del TSJ de manera írrita, los mismos que han servido para frenar cualquier iniciativa del Poder Legislativo, emitiendo sentencias aberrantes que contrarían el texto constitucional.
Desde el nacimiento de la MUD, se ha buscado que el cambio que tanto anhelan los venezolanos llegue por una vía pacífica, electoral y constitucional, pero el deseo del oficialismo parece ser el contrario. Bloquear cada iniciativa legítima para salir de la crisis, anular de facto los poderes de la Asamblea y continuar con el acoso a las libertades parece ser la forma del gobierno para empujar una salida extra constitucional que nadie desea.
La MUD ha anunciado varios mecanismos constitucionales por medio de los cuales se puede dirimir electoralmente el conflicto político y comenzar a resolver la crisis económica y social. A pesar de que el régimen intenta llevarnos a un conflicto de proporciones violentas, los escenarios planteados están en el ámbito democrático.
La insistencia de la Unidad en caminar la ruta electoral y de Maduro en promover la anarquía y desviarnos del camino, se debe a que contamos con un arma que solo es posible utilizar en una contienda pacífica y ante la que el gobierno siente pavor: la voluntad mayoritaria del pueblo para lograr un cambio. Recientemente derrotamos al autoritarismo con los votos y lo volveremos a hacer.