Desayunamos con unas empanadas muy famosas que venden en un pequeño local cercano al hotel más conocido de Upata. Salimos a las 5:30 am de Puerto Ordaz y nos disponemos a realizar un largo recorrido por los pueblos del sur del estado Bolívar hasta llegar a Santa Elena de Uairen, la capital de municipio Gran Sabana donde pernoctaremos.
En nuestro ruta tenemos previsto reuniones con las direcciones de Un Nuevo Tiempo y la MUD en los municipios, -lo hacemos contra reloj- para poder cumplir con los compromisos de la exigente agenda.
Nos turnamos para manejar durante largo viaje, con la Secretaria General de UNT Grecia Cabrices (la distancia desde donde partimos a Santa Elena es mayor que la de Caracas a Puerto Ordaz) antes tenemos pautados encuentros en Guasipati, El Callao y Tumeremo. Poblaciones que muchos venezolanos conocieron a partir de una canción que popularizó Serenata Guayanesa.
Apenas llegamos a Guasipati nos comentan la existencia de “una bulla” próxima en el municipio Sifontes, muy cercana a Tumeremo su capital; indague inmediatamente por el significado de la expresión que emplean en esos lugares, se refiere al descubrimiento de una mina, seguramente por la algarabía que se desata entre los mineros y pobladores.
Algunas de las personas convocadas a las reuniones no asistieron por estar en “la bulla”, tanto en Guasipati, El Callao y Tumeremo. Había una verdadera migración generalizada por el reciente descubrimiento.Era mediados del 2013 y estaba culminando mi pasantía como militante político en Bolívar desde el año 2008. Ya en ese tiempo “El Topo” era un personaje conocido como jefe de una de las bandas que operaban y operan en las zonas mineras.
El pasado fin de semana los habitantes de Tumeremo trancaron la troncal que es la vía principal de comunicación del sur del estado en protesta por la masacre de veinte y ocho mineros, a partir del estallido de una bulla. Alrededor de este horrible suceso han ocurrido hechos verdaderamente insólitos: El General Francisco Rangel Gómez Gobernador del estado declaró que la información era totalmente falsa señalando: “Estos personajes de la política buscan desprestigiar las acciones tomadas por el gobierno revolucionario”. Seguramente para descalificar las denuncias del diputado Américo de Gracia y Andrés Velásquez. Y el inefable personaje de la hojilla señaló: “buscaron invisibilizar el tercer año de la siembra del Comandante Chávez”.
Lo más dramático de estos trágicos sucesos es la convicción de los familiares que los mineros fueron masacrados, por ello no hablan de desaparecidos sino reclaman sus cadáveres. El testimonio de uno de los sobrevivientes señala que en estos hechos actuaron funcionarios del SEBIN y del CICPC conjuntamente con la banda de “El Topo”.
La Fiscalía contradiciendo a Rangel Gómez designó unos Fiscales para investigar los sucesos, la actuación parlamentaria puede generar mayor confianza, no se trata de afirmar: “que la investigación debe llegar hasta las últimas consecuencias”. Hay que actuar con el tesón,la constancia y el coraje como por ejemplo Walter Márquez investigó la masacre del amparo.
Vi con horror el cartel en mano de uno de los familiares que decía “No queremos justicia, entréguenos los cadáveres”. Comprendo y comparto el dolor que embarga a los familiares. La investigación parlamentaria debe velar porque sus resultados y quienes resulten culpables de la abominable masacre no queden impunes. Hay que acudir a todas las instancias para denunciar los hechos. Hay que hacer una verdadera bulla, con la verdadera acepción de la palabra según el DRAE: ” Gritería o ruido que hacen una o más personas”. Para evitar que algunos poderes se confabulen y enturbien la investigación y proteger así a los culpables de esta horrible matanza. Siempre es necesario recordar que los delitos contra los Derechos Humanos y corrupción no prescriben y en ambos campos actúa la justicia internacional. La historia reciente aporta notorios ejemplos en ese sentido.