Cuando el papa Francisco viajó por primera vez a Cuba, el humor popular bautizó como “la vía sacra” a las calles que recorrería el pontífice. El trayecto fue pintado y en algunos partes arreglado el pavimento, para que el obispo de Roma no se topara con las desteñidas fachadas y los numerosos baches que caracterizan la ruta. Para el recibimiento de Barack Obama la ciudad también está siendo maquillada y sus residentes advertidos de cómo deben comportarse.
Por Zunilda Mata para 14ymedio
La “vía Obama” incluye el estadio Latinoamericano, donde el presidente de Estados Unidos asistirá a un partido entre la selección cubana y los Tampa Bay Rays, el próximo 22 de marzo. Los alrededores del coloso del Cerro son un hervidero de arreglos y expectación. Las invitaciones para entrar a la histórica jornada ya han comenzado a repartirse entre miembros del Partido Comunista, la Unión de Jóvenes Comunistas y la Federación Estudiantil Universitaria.
“Hay que ir obligado porque es una tarea del partido”, comentó a este diario Pascual un jubilado de 78 años quien aclara que no le gusta “la pelota ni tampoco Obama”. En su núcleo del PCC han hecho una convocatoria a estar desde temprano en el estadio y a “mantener la disciplina todo el tiempo”. Con cierta ironía el anciano apunta que tales llamados le han recordado “los años setenta cuando se hacían estas cosas con presidentes del bloque socialista”.
En varios centros de trabajo han convocado a “mostrar solidaridad, pero sin llevar banderas norteamericanas ni el rostro de Obama en los carteles”, refiere a este diario la empleada de una sucursal bancaria que fue citada para el Latinoamericano. “Nos dijeron que debemos darle la bienvenida con respeto, pero sin muestras de demasiado afecto”, se queja la señora.
Por un precio de 7 pesos convertibles ya es posible adquirir en el mercado informal algunas de estas invitaciones entregadas a los cuadros afines al gobierno. “Compra ahora que después se van a disparar los precios”, comentaba un vendedor ilegal en las cercanías del estadio y quien decía tener una decena de boletos. “No importa si quedas en el gallinero”, le comentaba a un joven interesado en un ticket pero receloso de que le tocara un asiento muy alejado del campo. “¿Pero tú quieres ir a ver el juego o ir a ver a Obama?”, le cuestionó el mercader.
Gracias a Obama ha ocurrido el milagro de que el estadio Latinoamericano estrene una red wifi con conexión a internet. Este domingo en la mañana los jóvenes se aglomeraba en las cercanías, tratando de evitar las gotas de pintura que caían desde los andamios. “El dinero de estas reparaciones lo puso el equipo de los Tampa Bay Rays para no jugar en una ruina”, especula un vecino del “parque del Latino”, como se le conoce al área con bancos que está a las afueras del Coloso del Cerro.
Una señora mayor que sube por la avenida 20 de Mayo, cuyo nombre evoca la fecha de fundada la República cubana, se lamenta de que “allá abajo donde yo vivo no llegaron. Atarés sigue siendo un desastre, ahí las casas están tan destruidas que no se pueden maquillar con pintura”, se queja en voz alta.
Cerca de ella, una mujer está conectada a la red inalámbrica y a través de la aplicación Imo de su teléfono le enseña a la hija emigrada lo que hace el padre que está encaramado en la torre de luces del estadio dando una mano de pintura. “Dale fílmame a ver me si alguien me ve por allá y me quiere contratar”, bromea el padre cuando baja para un descanso.
En la gasolinera de la firma Cupet ubicada en la intersección de Boyeros y Ayestarán, la Dirección de contrainteligencia (DCI), le ha pedido a la administradora del lugar los nombres y números de carné de identidad de todos los que trabajarán los días en que el mandatario estadounidense esté en la ciudad. El esquema se repite en todos los centros estatales que se encuentran ubicados dentro de la “vía Obama”.
El recorrido de la primera dama, Michelle Obama también está precedido de arreglos y advertencias
El recorrido de la primera dama, Michelle Obama también está precedido de arreglos y advertencias. En el policlínico de las calles 18 y 15, en el Vedado, donde se asegura que hará una visita, han cambiado hasta los sillones de estomatología y los muebles sanitarios de todos los baños.
Los trabajadores del centro de salud han sido advertidos de que ese día tienen que ir con su “mejor ropa”. El anuncio fue hecho en una reunión donde una empleada del laboratorio llegó a preguntar “¿Tenemos que venir en tacones?” y otros reclamaron que les entregaran un módulo de vestimenta para la ocasión. La semana pasada los pacientes han convivido con los albañiles y otros obreros de la construcción, que apuran el ritmo ante la llegada de la esposa de Obama.
Todo apunta a que el inquilino de la Casa Blanca tratará de sacarle el máximo provecho a cada minuto en la Isla y tocará las fibras más sensibles de la identidad nacional. Además de participar en un partido de pelota, se especula que visitará el Santuario del Cobre en Santiago de Cuba, como un homenaje a la Virgen de la Caridad del Cobre,Cachita.
“Ahora seguro que tenemos que repetir aquello de: Obama amigo, el pueblo está contigo”, pero el joven con el que conversa no piensa lo mismo. “Qué va, a ese le vamos a decir en inglés: Obama brother, we want the power”
Una conferencia en el Aula Magna de La Habana también se hallaría en el itinerario del mandatario. La cita podría ser una gran oportunidad para hablar no solo ante los jóvenes y profesores que asistirán al lugar sino de transmitir el discurso en vivo por la televisión nacional. “Hay temor de que haga como el expresidente Jimmy Carter que frente al micrófono y en directo habló del proyecto Varela y se armó tremendo lío. No sabíamos si cortar o no la señal.”, cuenta Gerardo, un técnico jubilado del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
En los bajos de un edificio de microbrigada en Nuevo Vedado, y mientras esperan el ascensor, dos vecinos se burlan de todos los excesos organizativos por la llegada del presidente de EE UU. “Ahora seguro que tenemos que repetir aquello de: Obama amigo, el pueblo está contigo”, pero el joven con el que conversa no piensa lo mismo. “Qué va, a ese le vamos a decir en inglés: Obama brother, we want the power”.
Las expectativas crecen en la población. El taxista de un almendrón que hace la ruta desde el Parque de la Fraternidad hasta Santiago de las Vegas, bromeaba este sábado con sus clientes diciendo que el 21 de marzo es el cumpleaños de su mujer y le iba a pedir a Obama que lo ayudara “con el regalo”. Los clientes dentro del auto se sumaron a los pedidos, en una escena digna de la película italiana Milagro en Milán.
“Le voy a pedir una casa, pero con todo lo que lleva una casa”, comentó una mujer de treinta años. La risa estalla dentro del taxi colectivo que cruza en ese momento la intersección con la calle Tulipán, otro de los puntos que conforman la ya bautizada “vía Obama”.