Con la muerte de Juan Vicente Gómez finaliza en Venezuela la era dictatorial y caudillista, empezando la transición del país al siglo XX y hacia la democracia. Eleazar López Contreras es designado por el Congreso como presidente provisional para finalizar el período interrumpido y luego es electo Presidente para un nuevo periodo.
Según la Constitución de 1936, el Presidente de la República era escogido por elecciones indirectas de tercer grado: En 1940 se celebraron elecciones para integrar Asambleas Legislativas y Concejos Municipales (primer grado); que a su vez eligieron respectivamente a senadores y diputados del Congreso (segundo grado); y éste en 1941 eligió como Presidente de la República (tercer grado) al general Isaías Medina Angarita con 120 votos, sobre los candidatos Rómulo Gallegos 13 votos, Diógenes Escalante 2 votos, Luis Gerónimo Pietri 1 voto y José Izquierdo 1 voto.
Sin embargo, a pesar de los cambios y mejoras logradas en el gobierno de Medina Angarita, en las Fuerzas Armadas existía un descontento entre la oficialidad joven, profesional y moderna, frente a los rezagos del caudillismo y los generales “chopo e’piedra”. A este descontento se sumaba una juventud política de oposición, estudiosa y preparada, la llamada “Generación del 28”; que constituyó los nóveles partidos políticos (AD, URD, Copei) y que exigía reformas electorales y políticas de mayor participación popular.
Por eso y por otras causas, el 18 de Octubre de 1945 se produjo un golpe de estado que derroca al gobierno de Medina Angarita, colocándose en el poder una Junta Revolucionaria conformada por oficiales de la Fuerzas Armadas y líderes de Acción Democrática, siendo designado Rómulo Betancourt como Presidente. Ese gobierno provisional actuaría de octubre de 1945 a febrero de 1948 y tendría como misión inmediata “convocar al país a elecciones generales, para que mediante el sistema de elecciones de sufragio directo, universal y secreto, puedan los venezolanos elegir sus representantes, darse la Constitución que anhelan y escoger el futuro Presidente de la República” (Comunicado del Gobierno Provisional a la Nación, 19 de octubre de 1945).
La Junta de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt efectuó profundos cambios políticos, económicos y sociales, estimulando la participación ciudadana y produciendo una verdadera revolución democrática, la llamada “Revolución de Octubre”. En el ámbito político estableció el voto universal, teniendo derecho de voto los analfabetas, los mayores de 18 años y las mujeres. Eligió la Asamblea Nacional Constituyente que aprobó la Constitución de 1947 y el voto directo para la escogencia del Presidente de la República y del Congreso Nacional. En materia económica, se fijó que la participación del estado en la industria petrolera debía ser de 50%, lo que se conoció como el régimen “fifty-fifty” (50-50). Logró mejorar las relaciones entre gobierno, empresarios y movimiento obrero y campesino, al formalizar un “pacto de concordia obrero-patronal”. Fue creado el Consejo Nacional de Economía, un Banco Pecuario y se estableció una política de reforma agraria y desarrollo industrial. Hubo una gigantesca labor de planificación nacional: Plan Nacional de Alfabetización, de Hospitales, de Vivienda, de Electrificación, de Vialidad (autopistas Caracas-La Guaira, Regional del Centro, Valencia-Puerto Cabello y del Este), de Irrigación (que esbozó numerosos embalses para el suministro de electricidad, agua y regadío). Y en educación se crearon 335 planteles y se reabrió la Universidad del Zulia (LUZ), cerrada en el gobierno de Castro.
El 14 de diciembre de 1947 fueron realizadas las primeras elecciones libres, universales, directas y secretas, en las cuales resultó vencedor Rómulo Gallegos, convirtiéndose en el primer presidente elegido por el voto popular; y el 15 febrero de 1948 asume la Presidencia hasta el 24 de noviembre de 1948, cuando es derrocado por un golpe militar.
Durante la llamada “Revolución de Octubre” se lograron grandes avances políticos, sociales, económicos y materiales, que la historia aún no ha ponderado ni valorado con justicia. “La Revolución de Octubre” sí fue una verdadera revolución.
*Abogado
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