La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó hoy del riesgo de una “severa crisis de salud pública” en caso de que el virus del Zika se extienda más allá de América Latina y el Caribe y se confirme la sospecha de que es el causante de casos de microcefalia y del Síndrome de Guillain-Barré (SGB).
En rueda de prensa la directora general del organismo, Margaret Chan, hizo esta advertencia e intentó una vez más encender todas las alarmas sobre el peligro que conlleva la expansión de la infección.
Hasta la fecha no se ha podido comprobar científicamente y sin lugar a dudas la relación entre la infección con el virus y los casos de malformaciones fetales y desórdenes neurológicos.
Sin embargo, la propia Chan indicó hoy que “las evidencias circunstanciales son abrumadoras” al respecto.
“La acción urgente que se necesita para luchar contra esta emergencia sanitaria no debería esperar la prueba definitiva”, subrayó.
Sí se ha podido demostrar un “patrón” entre la infección por zika y un incremento de los casos de SGB tres semanas después.
Además, el incremento exponencial de los casos de microcefalia y otras malformaciones fetales evidencian una clara relación.
“Si este patrón se confirma más allá de Latinoamérica y el Caribe, el mundo afrontará una severa crisis de salud pública”, afirmó.
Dicho esto, dejó claro que, basándose en el conocimiento actual, “nadie puede predecir” si el virus del Zika se expandirá a otras partes del planeta y causará malformaciones y desórdenes neurológicos.
Hasta la fecha se ha detectado la circulación del virus del Zika en 38 países y territorios.
En el actual brote, la presencia de SGB se ha registrado en 12 países y de casos de microcefalia sólo en dos oficialmente: Brasil, y Panamá.
En Colombia se sospecha de casos, pero aún no han sido confirmados oficialmente por las autoridades, mientras en Cabo Verde un equipo de la OMS investiga un posible caso de microcefalia ligada al contagio por zika.
Respecto a Brasil, el experto de la OMS Anthony Costello señaló que se sospecha de 6.480 casos de bebés nacidos con una circunferencia craneal menor a la media, de los cuales se ha podido investigar a fondo a 2.212 y, de ellos, 863 sufren microcefalia.
“Esto significa que el 39 por ciento de los casos estudiados padecía efectivamente la malformación”, detalló Costello, quien recalcó que esa cifra no indica el riesgo de padecer la enfermedad, sino simplemente la proporción positiva de los casos estudiados.
Estas cifras le hacen temer que hasta 2.527 bebés brasileños podrían sufrir de microcefalia y otros “miles” también la padecerían en otros países.
De hecho, Costello recordó que se ha podido comprobar que durante el brote de zika en la Polinesia Francesa en 2013 se multiplicó por veinte el número de casos de microcefalia.
“Cuanto más sabemos, peor se presenta la situación”, admitió Chan.
La directora general quiso alejarse de “proyecciones” para no ser alarmista, aunque pidió a la comunidad internacional más apoyo para la investigación y la lucha contra el virus.
Sostuvo que, si bien la OMS calculó que globalmente se necesitaban 56 millones de dólares para combatir este fenómeno, su agencia sólo había recibido 3 millones de los 25 solicitados.
Mientras, la comunidad científica intenta acelerar la respuesta a la infección con diferentes estrategias, dado que hay consenso en que una vacuna contra el virus tardará años en desarrollarse.
Actualmente, catorce compañías trabajan en una treintena de proyectos sobre una eventual vacuna.
De todas formas, lo que más urge es desarrollar un test de diagnóstico efectivo y que pueda separar la infección por zika del contagio previo o actual con el dengue y el chikunguña, dos enfermedades que también transmite el mosquito (vector) que inocula el zika, el Aedes Aegypti.
Chan confirmó que una treintena de compañías en todo el mundo están desarrollando pruebas de diagnóstico. EFE